El célebre “Empty Quarter”, el “Cuarto Vacío” de Arabia Saudita, que posee unos 430.000 kilómetros cuadrados -casi como si fuese la provincia de Buenos Aires y parte de La Pampa todo lleno de arena- es el encargado de cerrar el Rally Dakar 2025.
La penúltima etapa, que ayer también se desarrolló allí con un sistema de “rulo”, con largada y llegada en este bivouac, se la tomó como definitoria en la mayoría de las categorías. Allí hay una tripulación cordobesa que mientras las estrellas brillaban, recién llegaban al campamento. Ellos son los Cavigliasso, el matrimonio compuesto por Nicolás, piloto, y Valentina, navegante, que recibieron el cálido aplauso del equipo al arribar tarde, pero con la satisfacción de aumentar su agigantada ventaja en el clasificador general.
Una verdadera catástrofe debiera suceder hoy en la jornada final para que los representantes de la ciudad cordobesa de General Cabrera se queden con las manos vacías. Al andar sólido de los argentinos, se agregó el retraso del portugués Gonçalo Guerreiro, que estaba a media hora y con problemas de temperatura padecían detenciones en las dunas.
“No digo nada. Hay que esperar a cumplir con todas las etapas. Por ahora venimos muy bien”, afirmó ayer Nicolás apelando a la cábala de no decir nada del gran objetivo que tiene a la vuelta de la esquina: transformarse nuevamente en un ganador del Dakar.
Es que Cavigliasso ya conoce esto de ganar la carrera más extrema del planeta. Lo hizo en 2019, cuando el Dakar cerró en Perú. Allí Nico se consagró en cuatriciclos. Por aquel entonces contaba con la amorosa asistencia de su novia, Valentina, que le marcaba con los colores la hoja de ruta que ajustaba en su cuatriciclo. Cuando Nicolás subió al escenario, le pidió la mano a su novia y se declaró delante de todo el mundo. Entonces se casaron y convivieron también arriba de los autos, ya que ella pasó a ser su navegante.
“Hoy fue una mezcla de emociones durante todo el día. Salimos a controlar la carrera, no a acelerar. Y en un momento encontramos a nuestro rival Guerreiro en el medio de las dunas con problemas de temperatura. Le dimos nuestro bidón de agua, unos cinco litros, y seguimos adelante”, confesó Valentina. Solo queda esperar la última etapa, que será muy cortita, de apenas 132 kilómetros de los cuales 62 serán de prueba especial.