Riestra, “Spreen” y la peor cara del fútbol argentino

El influencer, seguido por millones de personas en redes sociales, jugó 78 segundos en el duelo ante Vélez

Riestra, “Spreen” y la peor cara del fútbol argentino

En el fútbol argentino siguen pasando cosas raras, más allá de la vergonzosa abolición de los descensos o de la apurada reelección de Claudio Tapia. Ayer, Deportivo Riestra recibió a Vélez en Estadio Guillermo Laza. Sin embargo, lejos de lo que dejó el empate 1-1, no se hablará del líder del campeonato y de la pelea por el título de la Liga Profesional. Sí se hablará de Iván Buhajeruk, más conocido como “Spreen”, y de una trama que encierra lo peor del fútbol local.

Hay que hablar de Spreen porque no es normal que un influencer de 24 años juegue un partido de Primera División -o de cualquier categoría profesional-. Y más anormal es que lo hiciera sin tener ningún tipo de experiencia en divisiones inferiores. Por más que estuviese correctamente inscripto en el COMET -el sistema que registra a los futbolistas bajo contrato- o por más que tuviese el apto físico que requiere un deportista de alto rendimiento, un tipo común -en este caso uno de los influencers con más visualizaciones del mundo- no puede ni debe competir cuerpo a cuerpo con un atleta que se entrena todos los días.

Sin embargo, Spreen finalmente jugó. Estuvo 78 segundos en cancha. Sacó Vélez del medio y a los 12 segundos Pedro Ramírez bajó intencionadamente a Thiago Fernández para que el juego se parase. La falta era pra para amarilla, pero el árbitro Luis Lobo Medina, acostumbrado a muñequear partidos on demand, se hizo el distraido. El streamer, que tenía una cinta cubriendo el aro que usa en la nariz -fuera de reglamento por seguridad física- y un vendaje en la rodilla derecha, no sabía bien para dónde ir y hasta osó formar parte de la barrera. “Cambio, cambio”, gritó Cristian Fabbiani, DT cómplice de la movida. Y así fue cómo se acabó el partido para el fenómeno de Twitch -tiene casi 10.000.000 de seguidores-. Le dejó su lugar a Gustavo Fernández y, tal vez, se despidió del fútbol profesional para siempre.

Víctor Stinfale, abogado mediático ligado a la AFA, empresario y patrón del fútbol del club del Bajo Flores, podrá decir misión cumplida, ya que logró que todos hablaran de ellos. Fue una movida marketinera redonda para el club y sus intereses. El sponsor de Riestra, una bebida energizante que distribuye una empresa del gerenciador del Malevo, recorrió el mundo. Pero hubo algo demasiado oscuro: una casa de apuestas online promocionó durante un buen rato una jugada sobre si el influencer arrancaba o no el partido. Pagaba 2,5 pesos por cada peso invertido. Si eso pasó los filtros de los entes de control, alguien se enriqueció y mucho con esos 78 segundos.

Lejos de intentar hacer historia y buscar llamar la atención, como fue el caso de Mateo Apolonio, que debutó en la Primera de Riestra con 14 años y 23 días en un duelo por Copa Argentina contra Newell’s -al final se descubrió que no fue récord-, lo de “Spreen” fue otra locura, y de las malas. De esas que dañan –aún más- nuestro querido fútbol argentino.

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