Miles de personas comenzaron a desfilar esta mañana por el estadio del club Santos, pasadas las 10, en el inicio del velatorio público a cajón abierto y por 24 horas que se realiza en el campo de juego para despedir los restos del astro del fútbol Edson Arantes do Nascimento, Pelé, fallecido el jueves pasado a los 82 años, víctima de cáncer de colon.
En una silenciosa fila, miles de personas que esperaron por cuatro horas para la apertura de los portones, ingresaron para darle el último adiós a «O Rei», entre ellos el presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino, y el titular de Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez.
Los restos de Pelé, cuyo cuerpo pasó por un proceso de embalsamamiento llamado taxopraxia. fueron colocados debajo de una tienda en el centro del campo del Santos, el club donde jugó desde 1956 hasta 1974 ganando dos copas Libertadores y dos Intercontinentales.
Monteiro y sus amigos, oriundos de las barriadas de la ciudad balnearia de Santos, donde se encuentra el principal puerto de América Latina, contaron que sus abuelos jugaban con Pelé en la playa y en los potreros y se reunían con el astro en los bares y panaderías de la zona, después de los entrenamientos.
El féretro de Pelé llegó por la mañana desde el hospital Albert Einstein de San Pablo, a 70 kilómetros de distancia, adonde falleció luego de un mes de internación, y fue llevado hasta el centro del campo de juego por su hijo Edinho, exarquero que tuvo problemas judiciales por drogas y que es el entrenador del Londrina, del ascenso, y por el futbolista exmundialista Zé Roberto, exSantos exPalmeiras y Bayern Munich.
El gobernador de San Pablo, Tarcisio de Freitas, encabezó la delegación en la que participó Infantino y que dio inicio a los funerales de honor de Pelé. La viuda de Pelé y su tercera esposa, Marcia Aoki, también estaba presente en el inicio del funeral.
Familias de varias ciudades han estado 4 horas esperando el ingreso de los portones del estadio Urbano Caldeira en el barrio de Vila Belmiro.
«Vinimos desde San Pablo bien temprano, Pelé es como que reinventó el fútbol, creó toda la pasión del fútbol, es el úncio que ganó tres mundiales, el más grande del mundo», dijo Alexia Souza, docente que estaba con sus hijos, uno de ellos con la camiseta de la selección brasileña con la 10 de Neymar, otro ídolo surgido en Santos.
Se desconoce sobre la asistencia del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien hoy tenía una agenda cargada en la cancillería recibiendo a una veintena de mandatarios extranjeros en reuniones bilaterales. Por esa razón, se especula que pueda viajar en horas de la noche o en la mañana del martes.
Al menos sesenta coronas de flores gigantes fueron colocadas en un sector de las tribunas. Los vendedores ambulantes ofrecen camisetas con la clásica 10 canarinha con la frase Pelé Eterno, a 12 dólares.
En las tribunas, en blanco y negro, los colores del «Peixe», como se conoce al Santos, banderas gigantes de las hinchas recuerdan al máximo astro. La mayor bandera tiene la gran frase de despedida: «Viva el Rey».
Los primeros hinchas en rendir tributo al astro, que formaron largas filas desde las horas previas al inicio del funeral, ingresaban por una de las plateas de la cancha y circulaban por los corredores formados por vallas, cerca del féretro ubicado dentro de una carpa en el centro del campo de juego.
Detrás de ella, se ubicaron todos los motivos florales enviados por diferentes personalidades para homenajear al mejor futbolista brasileño de toda la historia.
Las gradas de la cancha fueron revestidas con grandes banderas con diferentes mensajes: «Viva el Rey», «Pelé 82 años», «Camisa 10 del Santos» y «El único que detiene una guerra», en relación a la tregua originada en un conflicto civil en Nigeria por su visita en 1969.
Pelé es velado en el club donde desarrolló casi la totalidad de su carrera (1956-1974) antes de retirarse en Estados Unidos (1975-1980).
Con Santos, «O Rei» ganó más de 20 títulos, entre ellos, las Copas Libertadores e Intercontinental de 1962 y 1963.
El astro brasileño falleció el jueves pasado a los 82 años en el hospital Albert Einstein de San Pablo, donde permanecía internado con cuidados paliativos tras una extensa lucha contra un cáncer de colon.