El análisis elaborado por la consultora Focus Market subrayó que el programa oficial puesto en marcha en el inicio de la emergencia sanitaria «tiene mayor nivel de presencia y posibilidad de fiscalización en las grandes cadenas de supermercados, pero no en otras formas comerciales minoristas como kioscos, almacenes, autoservicios chinos y supermercadistas independientes».
Argumentó así que hay brechas «de precios en mismos productos y marcas entre canales» y calculó que las diferencias llegan al 48%, como en el caso del arroz. Para el yogur, es de 26%, para el tomate perita, de 24%, para el atún de 22% y para los fideos, de 15%.
«La intervención sobre los precios no dificultad sólo la preservación del empleo, sino que detiene cualquier expectativa futura de inversión e innovación y procesos de mejora continua», consideró el director de la consultora, Damián Di Pace.
En ese sentido, indicó que «el esfuerzo privado en coordinación de sus fuerzas productivas no obtienen ganancias por el mérito de la competencia, sino por la igualación de la potencial ganancia de los factores entre todos los actores».
«La regulación directa reduce la oferta en ciertas categorías, alterando su ritmo de producción e incluso líneas de productos en orden de la subsistencia de su utilidad que es la principal búsqueda de cualquier inversión», remarcó.