La recuperación de las ventas minoristas comenzó a resentirse en la provincia, producto de la aceleración de la inflación. Según informó la Federación de Comercio de Córdoba (Fedecom), mientras los precios llegaron a un pico de crecimiento del 6,7% en marzo, los comercios percibieron una desaceleración en el volumen de ventas.
Al respecto, Efraín Molina, economista y director del Departamento de Estadísticas de Fedecom, señaló que las mediciones de este año muestran ese comportamiento descendente. “Si miramos los principales valores, en enero hubo una mejora de las ventas del 5,2% comparada con el mismo mes del año pasado.
En febrero, ese número se desaceleró al 3,1% y el dato de marzo nos marcó un crecimiento de apenas el 1,2%”, indicó el economista.“Ni siquiera el relevamiento de las expectativas de mercado ni las principales consultoras privadas avizoraban una tasa de inflación tan elevada”, destacó al respecto Molina. Y agregó: “Esto está en concordancia con otros indicadores como las negociaciones de las paritarias.
Por ejemplo, los mercantiles han cerrado prácticamente en un 60% y los otros sectores van siguiendo pautas de carácter similar. Esto es así porque todos ven que la inflación no se detiene y mes a mes golpea con mayor furia el poder adquisitivo. Sobre ello, Molina señaló que ese dato hace que a los comerciantes les resulte complicado cumplir con el incremento salarial que acaban de cerrar los empleados de comercio con un básico que llegará a $ 139.000.
“Lamentablemente las ventas no alcanzan a tomar velocidad y producir una recuperación más allá de algunos indicadores que la economía mostró como positivos en 2021. Los valores que tenemos en las mediciones que vamos desarrollando sobre la evolución de las ventas en la Federación Comercial nos hablan de una desaceleración en las ventas o de tasas de crecimiento en términos de cantidades interanuales muy bajas”, explicó en declaraciones al diario Puntal de Río Cuarto.
En la misma línea, consideró que “la presión impositiva que sufre el sector comercial desde hace tiempo genera un combo complicado al que hay que sumarle el costo salarial”. “Uno no puede estar en contra de que el trabajador recupere su poder adquisitivo, pero en términos del empresario que tiene una pequeña o mediana empresa, afrontar lo que significa el costo laboral afecta su ecuación de rentabilidad”, agregó.
Finalmente, Molina consideró que “lamentablemente estamos acostumbrados a convivir con altas tasas de inflación y va a tener que transcurrir un tiempo para bajarlas”, ya que las medidas que se tienen que tomar para reducirla corresponden a “cambios que no se pueden implementar de un momento a otro y eso no va a dar resultados automáticamente”.