Poco a poco, luego de repente: esa fue la forma en la que el Silicon Valley Bank (SVB), el decimosexto banco más grande de Estados Unidos con activos de alrededor de $200 mil millones, colapsó. Durante varios años, su situación financiera fue de mal en peor.
Pero solo han pasado unos pocos años desde que el banco de San Francisco anunció el 8 de marzo que estaba tratando de recaudar 2.500 millones de dólares para tapar un agujero en su balance, y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos se declaró en bancarrota con SVB.
Las acciones de SVB se desplomaron un 60% tras conocerse la ampliación de capital. Su director ejecutivo, Greg Becker, instó a los clientes a «apoyarnos como nosotros los apoyamos a ustedes». Algunos inversores de capital de riesgo apenas fueron persuadidos y pidieron a las empresas de cartera que huyeran. El administrador de fondos de cobertura, Bill Ackman, sugirió que el gobierno rescatara al banco.
En la mañana del 10 de marzo, el precio de sus activos cayó alrededor de un 70% en las operaciones previas a la comercialización y luego se suspendió. La estación de televisión CNBC informó que los esfuerzos de recaudación de fondos de SVB habían fracasado y que el banco estaba tratando de venderse a una institución más grande. Luego vino el anuncio del regulador.
Estos desarrollos plantean dos preguntas. La primera es cómo llegó SVB aquí. La segunda pregunta es si sus problemas son solo una anomalía o un presagio de desastre para las instituciones financieras en general.
En esta línea, la situación expuso a miles de startups tecnológicas que podrían no poder afrontar pagos de salarios debido a la imposibilidad de retirar los fondos que tenían depositada en la entidad.
La proveedora de pagos de sueldos Rippling notificó a sus clientes que el procesamiento de los mismos se paralizó dado que SVB oficiaba de intermediaria.
Pero no solamente Rippling, una startup, se ve en dificultades sino también una multitud de empresas tecnológicas de Silicon Valley que eran clientes de SVB.
«Más de la mitad de las empresas tecnológicas tenían el grueso de su dinero en SVB y todas tendrán que pagar salarios desde principios de la semana próxima», afirmó a la agencia Bloomberg, Greg Martin, fundador de la firma de inversiones Liquid Stock.
Algunos CEO de estas pequeñas y medianas empresas del sector recurrirán a sus ahorros personales para pagarles a sus empleados, mientras que otros están considerando realizar despidos, entre otras opciones sobre la mesa.
La Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC), autoridad federal que será depositaria de los fondos del banco, reabrirá las operaciones del SVB el lunes.
La dificultad es que la protección gubernamental abarca únicamente a los depósitos asegurados (es decir, los menores a US$ 250.000) que son una minoría entre los clientes de SVB, estimando en menos del 7% del total.
Estos últimos deberán aguardar a que las autoridades encuentren un comprador al banco que asuma la devolución de estos depósitos.
«Ciertamente esto va a traer grandes consecuencias para Silicon Valley y para todo la economía de financiamiento de capitales de riesgo, salvo si el Gobierno puede asegurar que la situación está controlada», analizó el ex secretario del Tesoro Lawrence Summers.
Tras lo cual, el titular del área durante la administración de Bill Clinton advirtió que hay «docenas sino cientos de startups que estaban planeando usar ese dinero para pagar los sueldos la semana próxima» y pidió que los reguladores sean «agresivos para contener el problema y evitar un posible contagio».
Si bien Summers descartó que se convierta en un «problema sistémico», indicó que es probable que sea necesaria «una cierta consolidación» en el sector bancario.
Por su parte, la actual titular del Tesoro, Janet Yellen, aseguró ayer que el sistema bancario estadounidense «continúa resiliente» y que los reguladores poseen «herramientas efectivas» para desenvolverse frente a la caída de SVB.
El inesperado colapso posiblemente también repercuta en la decisión que tome la FED respecto a las tasas de interés en su reunión monetaria del 21 y 22 de marzo.
Para Stephen Stanley, economista de Santander, el hecho puede servir como un «recordatorio» a las autoridades de las consecuencias de un ajuste monetario tan rápido y que el shock será «un fuerte argumento para un alza de tasas de 25 puntos».
«La pasividad de pérdidas de capital y de suba en los costos de financiamiento en otras instituciones no puede ser ignorada», afirmaron en una nota economistas de Barclays.
No obstante, otros analistas consideran que la clave seguirá siendo el dato inflacionario que se conocerá la próxima semana.
Si este supera las expectativas, «es poco probable que el colapso de SVB prevenga que la FED aumente 50 puntos», indicó el economista Stuart Paul
SVB, fundado hace 40 años y reconocido por focalizar su cartera de clientes a las startups de Silicon Valley a las que los grandes bancos suelen ser reticentes a prestarles dinero, comenzó a sufrir una corrida el pasado jueves.
El miércoles, su CEO, Greg Becker envió una carta a los accionistas del banco en la cual indicó que la entidad tuvo unas pérdidas de US$ 1.800 millones en el primer trimestre y que, frente a ello, planeaba una colocación acelerada de acciones de US$ 1.750 millones para sanear su posición de capital.
SVB se vio particularmente afectada por el cambio repentino en las condiciones monetarias estadounidenses: en 2021 las empresas apoyadas por firmas de capital de riesgo lograron financiarse por un récord de US$ 330.000 millones, en un contexto de tasas ultra-bajas por la FED.
El banco tomó miles de millones de dólares en depósitos creciendo de US$ 61.000 millones a fines de 2019 a US$ 189.000 millones a fines de 2021 y, confiando en que las tasas no cambiarían, colocó más de la mitad de sus activos en bonos a largo plazo del Tesoro con un rendimiento de aproximadamente 1,63% anual.
No obstante, con una inflación récord en 40 años, la FED dispuso uno de los ajustes monetarios más veloces de su historia llevando la tasa a un rango de entre 4,75% y 5%, por lo que estos bonos perdieron buena parte de su valor.
Otro efecto de la suba de tasas fue el impacto en el sector tecnológico pues estas empresas – especialmente en sus primeras fases de desarrollo- son las que más precisan de crédito barato para solventar un crecimiento que no es rentable en sus primeros años. Sin financiamiento, necesitan retirar sus ahorros de los bancos.
En un efecto dominó, la suba de tasas provoco una caída de los depósitos de SVB y el banco tuvo que vender a pérdida sus devaluados bonos.
Tras conocerse la carta de Becker, comenzó una corrida bancaria en la cual inversores y ahorristas intentaron extraer US$ 42.000 millones en menos de 24 horas.
El retiro fue impulsado por las propias firmas de capital de riesgo que aconsejaron a las startups retirar los fondos del banco ante el riesgo de insolvencia.
En el momento de su cierre por parte de las autoridades federales el viernes el banco registraba un balance negativo de US$ 958 millones
Además de la intervención en Estados Unidos, el Banco de Inglaterra anunció ayer que declarará insolvente a la filial de SVB en ese país y devolverá los ahorros asegurados por un total de hasta US$ 102.000 por deposito.
La caída de SVB, también tuvo su correlato en el mercado de criptomonedas, luego de que se conociera que Circle -emisora de la stablecoin USD Coin- tenia depositados US$ 3,3 mil millones de sus US$ 40.000 millones de reservas en dicho banco.