Las repercusiones por la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos (FdT) por sus diferencias con el entendimiento alcanzado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) alcanzaron al propio organismo de crédito, que ahora ve con preocupación la suerte que el pacto podrá correr en el Congreso.
El propio Sergio Chodos, representante del Gobierno en el directorio del FMI, reveló ayer que hay una “preocupación del Fondo respecto del sustento social y político (que tendrá el acuerdo), más allá de los números de cómo se apruebe o no” en el Parlamento. “Obviamente hay una preocupación por el trámite legislativo a partir de la iniciativa del gobierno de Alberto Fernández, que decidió que (el acuerdo) pase por el Congreso para cortar con una tradición de más de 22 programas que fueron discutidos y cerrados a espaldas de la sociedad”, señaló Chodos.
Si bien destacó la decisión de someter el pacto al voto del Parlamento –algo que calificó como “un hecho inédito: es la primera vez que se implementa”-, al mismo tiempo admitió que existe preocupación en el organismo internacional. “Tanto la aprobación del Directorio (del FMI) como del Congreso son pasos esenciales y no accesorios en la negociación”, explicó Chodos, que intentó bajar el tono de su advertencia al aclarar que “no es que están preocupados, están ocupados en mirar cómo ocurre. Pero eso excede a la renuncia de Máximo: es un tema general, una vez que está establecido que va a pasar por el Congreso”.
Respecto al proceso de aprobación del entendimiento, explicó que “lo primero que tiene que ocurrir es que se cierre a nivel staff (del FMI) la discusión. Después tiene que ocurrir una reunión del Directorio que no es aprobatoria del programa sino que es habilitadora de lo que se llama ‘acceso excepcional’. Recordemos que el acuerdo que firmó el Gobierno anterior es originalmente por el 1.300% de la cuota argentina (USD 57.000 millones) de los que se desembolsaron USD 45.000 millones (…). Después, obviamente, va a intervenir el Congreso de la Nación y el Directorio del organismo”, completó.
El funcionario detalló también que, si el plan es aprobado por el Congreso, los pagos al FMI tendrán un plazo de entre cuatro años y medio y diez años, en 12 cuotas semestrales. “El primer desembolso se empezará a pagar a los cuatro años y medio y se terminará de pagar a los 10 años, o sea, si el primero fuera en marzo, se terminaría de pagar en 2034”, ejemplificó Chodos, quien aclaró que “en junio/julio de 2020 se canceló el programa y quedó la deuda, con el cronograma de pagos original, que marca que se deben pagar USD 20 mil millones en 2022. Este programa es lo que se va a refinanciar con un programa de facilidades extendidas, el Stand By no existe como programa”.
El Gobierno pide una “inyección” de reservas
Las negociaciones técnicas entre Buenos Aires y Washington siguen sin descanso para establecer la letra chica del acuerdo con el FMI: cómo serán las metas fiscales y monetarias en detalle y cómo se armará el calendario de desembolsos desde el organismo hacia el Tesoro argentino. Ocurre que el corazón del acuerdo incluye un objetivo de acumulación de reservas para Argentina.
Esa meta implicaría sumar en términos netos unos USD 5.000 millones a las arcas de la autoridad monetaria. Esos fondos podrían llegar a través de desembolsos del FMI que además de cubrir los vencimientos del Stand By de 2018 que tocan pagar en cada trimestre, agregue una suma extra para alimentar el colchón de divisas del BCRA.
El equipo argentino pretende que haya una inyección fuerte de reservas apenas comience el nuevo programa en marzo, que aspiran a llegar a los USD 15.000 millones. “Lo que buscamos es que una parte sustancial de los desembolsos se dé por adelantado”, anticiparon ayer las fuentes.