El Gobierno justificó por qué avanzó en la construcción del gasoducto a pesar del pedido del FMI

El Gobierno nacional inaugurará mañana el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) a pesar del pedido del FMI para pausar la obra y cumplir metas fiscales.

El Gobierno justificó por qué avanzó en la construcción del gasoducto a pesar del pedido del FMI

El Gobierno nacional avanzó con la construcción del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) que se inaugurará mañana a pesar del pedido del Fondo Monetario Internacional (FMI), que intentó pausar la concreción de la obra en el primer semestre de 2023 con el objetivo de asegurar el cumplimiento de las metas fiscales.

Esa situación fue revelada días atrás por el ministro de Economía, Sergio Massa, durante su participación en la Convención Anual de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco).

El jefe del Palacio de Hacienda detalló que «el Fondo en la proyección de gasto para este año decía ´no pongan el gasoducto para el primer semestre porque eso puede esperar y ustedes tienen que cumplir con la meta fiscal´. En diciembre tuvimos una pelea fenomenal» por ese tema.

Massa agregó que tener la obra en funcionamiento significará para el país US$ 2000 millones de ahorro este año y alrededor de US$ 3800 millones en 2024. Además, hizo hincapié en que el gasoducto Néstor Kirchner implicará «un cambio en la matriz económica argentina y en la industrial».

Las tareas ya habían sido postergadas en 2019 cuando, en el marco del entendimiento con el FMI, la administración de Mauricio Macri frenó casi por completo las obras públicas en el país, con el objetivo de alcanzar las rígidas metas fiscales pactadas en el entendimiento firmado con el organismo en 2018.

Al respecto, Massa sostuvo que «el gasoducto se suspende en 2019 porque el Gobierno anterior aceptó la condición del Fondo de postergar obra pública».

En efecto, las licitaciones para comenzar los trabajos de construcción del gasoducto fueron suspendidas en dos oportunidades durante ese año. La primera postergación tuvo lugar a fines de agosto, semanas después de que el entonces presidente Macri obtuviera un magro resultado obtenido en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO).

El segundo aplazamiento sucedió a principios de noviembre, días después de la derrota electoral que el gobierno de Cambiemos sufrió contra el Frente de Todos, que llevó a Alberto Fernández a la presidencia de la Nación.

Las dilaciones tuvieron lugar en un escenario convulsionado en el plano político y en un contexto macro y de actividad económica muy complejo e inestable.

En efecto, un año antes, en el marco de una crisis de deuda que llevó a Cambiemos a implementar una fuerte devaluación, Mauricio Macri acudió al FMI con el anhelo de obtener un salvataje y controlar la crisis cambiaria.

Pese a endeudar al país en US$44.000 millones con el FMI, Macri finalizó su mandato con una inflación del 53,8 % y dos años consecutivos con caídas en el PIB (-2% en 2018 y -2,6% en 2019).

La obra pública fue una de las principales variables de ajuste que el FMI exigió para alcanzar las severas metas fiscales acordadas a cambio del préstamo.

Esa situación es la que recordó Massa la semana pasada en la Convención de Camarco, donde dejó en claro que para el actual Gobierno tanto la obra pública en general, como el gasoducto en particular, son estratégicos para el desarrollo y crecimiento de la economía.

La puesta en funcionamiento del gasoducto permitirá en una primera instancia generar ahorro de divisas al sustituir importaciones pero, en una segunda etapa, dará la posibilidad al país de exportar el combustible; lo que toma relevancia cuando el Gobierno defiende que para cancelar la deuda con el FMI, antes es necesario generar dólares genuinos vía aumento de exportaciones y superávit comercial.

Al respecto, el titular de Economía y precandidato presidencial por Unión por la Patria (UxP) afirmó que «una obsesión que debe tener el próximo presidente, sea quien sea, es consolidar el programa exportador para generar todos los dólares necesarios para pagarle al Fondo Monetario Internacional (FMI) y no volver nunca más al organismo».

En la misma línea, el 25 de mayo pasado, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner sostuvo que «si los argentinos y argentinas no logramos que ese programa que el Fondo Monetario impone a todos sus deudores, sea dejado de lado y nos permita elaborar un programa propio de crecimiento, de industrialización, de innovación tecnológica, va a ser imposible pagarlo».

«¿Se creen que van a poder pagarlo únicamente con commodities? No, olvídense de eso porque además, finalmente los commodities las terminan también regulando los flujos financieros y siempre te acomodan para que sigas debiendo. Es imprescindible entonces unidad nacional frente a eso. Fue un préstamo político y política también tiene que ser la solución», señaló la vicepresidenta.

Y agregó: «En todo caso que lo aten a un porcentaje de exportaciones pero que dejen de querer dirigir la política y clausurarnos la industrialización del país y convertirnos únicamente en proveedores de materia prima».

El primer tramo del Gasoducto Néstor Kirchner que se inaugurará mañana conecta Tratayen, Neuquén, con Salliqueló, Buenos Aires, con una extensión de 573 kilómetros.

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