El Gobierno llega a las elecciones con máxima tensión cambiaria pese al apoyo de EE.UU.

Con tasas récord y un dólar en alza, el oficialismo enfrenta una fuerte presión en los mercados a días de los comicios. La asistencia financiera de Washington aún no logra calmar las expectativas.

El Gobierno llega a las elecciones con máxima tensión cambiaria pese al apoyo de EE.UU.

Con el dólar en alza y tasas récord, el gobierno de Milei enfrenta el tramo final de la campaña en un escenario económico frágil y bajo presión de los mercados.

A nueve días de las elecciones legislativas, el gobierno de Javier Milei llega con una economía al límite en materia cambiaria. Pese al fuerte respaldo de Estados Unidos Department of the Treasury, el dólar no afloja, las tasas trepan a niveles récord del 190%, las más altas en casi dos décadas, y la deuda soberana oscila sin encontrar un piso estable.

La administración de Donald Trump intensificó su apoyo financiero en las últimas semanas para apuntalar el programa económico libertario. Sin embargo, las dificultades para acumular reservas y la apertura del cepo para individuos, sumadas a las turbulencias políticas tras el mal resultado electoral del oficialismo en Buenos Aires, mantienen en vilo a los mercados.

“La brecha entre lo que se esperaba y lo que ocurrió en las legislativas provinciales fue determinante”, explicó Gustavo Araujo, Head of Research de Criteria. “La caída de más de trece puntos frente a la oposición justicialista reconfiguró las expectativas, y ningún paquete de asistencia ha logrado revertirlo”, sostuvo en diálogo con NA.

La desconfianza persiste a pesar de la histórica intervención estadounidense en el mercado cambiario argentino. Los inversores dudan de la capacidad del país para cumplir con vencimientos de deuda por unos 9.000 millones de dólares en 2026.

Según Criteria, los mercados transitan una “pausa tensa”, a la espera del resultado electoral del 26 de octubre. Un triunfo oficialista podría generar un rebote inmediato en bonos y una relativa estabilidad cambiaria. En cambio, una derrota amplia reavivaría las dudas sobre la continuidad de la asistencia de Washington y la viabilidad política de las reformas estructurales previstas para la segunda mitad del mandato.

En paralelo, el costo económico de la política monetaria es cada vez más visible: caída de la actividad, deterioro del empleo, con 300.000 puestos privados y 70.000 públicos menos desde diciembre, y una baja coordinación con las provincias, que reclaman diálogo político tras los comicios.

Mientras tanto, la demanda de cobertura en dólares crece de forma sostenida, empujando la cotización hacia el techo de la banda cambiaria. Los analistas recomiendan estrategias defensivas: mantener liquidez en moneda dura y refugiarse en obligaciones negociables de compañías con balances sólidos, como Transportadora de Gas del Sur, Tecpetrol, Pampa Energía y Vista Energy.

La señal es clara: ni siquiera el mayor respaldo externo en décadas garantiza calma si las expectativas políticas no acompañan.

Salir de la versión móvil