El día posterior a la apertura del cepo cambiario empezó a mostrar el nuevo desafío que deberá enfrentar el gobierno de Javier Milei con el traslado del aumento de la cotización del dólar -que hasta ahora se mantuvo estable en $ 1.230- a los precios.
Ocurre que, en las últimas horas, las principales empresas fabricantes de alimentos y artículos de limpieza empezaron a enviar nuevas listas de precios con subas de entre 5% y 9%, que tendrán un impacto directo en la inflación de abril y mayo.
Se trata de una noticia preocupante de cara a la batalla principal del presidente libertario y principal argumento de campaña para las elecciones legislativas de octubre, que tiene que ver con la mentada “destrucción de la inflación”, luego de que el IPC oficial registrara un salto importante al 3,7% en marzo pasado, en un contexto agravado por una fuerte caída de los salarios en el primer trimestre.
Bastaron unas pocas horas para que las grandes empresas establecieran el impacto de la liberación del cepo y el nuevo régimen de bandas cambiarias en sus productos, ya que los principales proveedores comenzaron a enviar ayer mismo las listas de precios actualizadas con el nuevo dólar oficial mayorista. Si bien los aumentos no llegan a los dos dígitos, tampoco son intrascendentes pues van del 5% al 9%, dependiendo los productos.
Para más complicaciones, las empresas que se pusieron al frente de las subas incluyen a los principales jugadores en el rubro del consumo masivo, como Aceitera General Deheza (AGD), Molinos Río de la Plata, Unilever, SC Johnson o Morixe. “Hoy empezaron a llegar las primeras listas, con subas del orden del 7% al 9%”, reconocieron en una cadena de supermercados en el diario La Nación, mientras que los mayoristas también denunciaron subas en la misma franja.
Para colmo, denuncian que los aumentos son acompañados por una quita en los descuentos o las promociones que tienen los grandes supermercados, por lo que también se espera que el fin de semana se reduzcan las acciones comerciales del tipo 3×2 o 70% de descuento en la segunda unidad.
Además del impacto en la inflación de abril, se teme que las subas de precios provoquen una nueva retracción en el consumo ciudadano, en vistas de su impacto en salarios que ya arrastran una caída del 7% en el año. En febrero, las ventas de productos de la canasta básica acumularon quince meses seguidos de baja interanual y todas las esperanzas de las empresas de consumo masivo estaban puestas en que durante este mes se empezara a revertir la tendencia.
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