En la Argentina, la inflación es ya «una forma de vida», que tiene una incidencia decisiva sobre lo que la población «gasta, ahorra y piensa», según un artículo publicado por el diario norteamericano The Washington Post.
El diario publicó un artículo tomando el modelo argentino para explicar cómo es convivir con la inflación, en momentos en que Estados Unidos se ve afectado por los efectos de la escalada de precios.
«¿Preocupado por la inflación? En Argentina, es una forma de vida», se titula la nota del periódico norteamericano que arranca explicando que «la inflación transforma la forma en que la gente gasta, ahorra y piensa».
El análisis del medio continúa haciendo referencia a las maneras de hacer frente a la inflación en la diaria: «La larga y obstinada marcha de los precios en esta nación sudamericana ha inspirado una serie de estrategias para limitar los daños.
¿Comprar suficiente pasta de dientes para todo el año? ¿Guardar tantas latas como permita la alacena? ¿Mantener el freezer repleto de carne? Comprar productos básicos al por mayor puede parecer un ahorro de dinero. O mejor que ahorrar dinero, porque ahorrar dinero significa que se queda ahí mientras su valor cae».
El artículo menciona también el efecto psicológico que produce el fenómeno inflacionario en la ciudadanía, a partir de «la sensación de incertidumbre sobre el valor de los bienes y servicios, y el miedo a gastar más de la cuenta».
Desde el periódico estadounidense tomaron distintos testimonios para confeccionar la nota. Una de las voces recabadas es la de Guillermo Oliveto, director de la consultora de consumo W, que al respecto de las consecuencias en el ámbito de lo mental habla de una «cultura inflacionaria» y agrega que se «provoca un sentimiento permanente de todos contra todos».
También señala que «casi todo el mundo pierde con la inflación, y la gente está en guardia todo el tiempo».
En tanto, The Washington Post remarca la relevancia del «stockeo» y la financiación en cuotas como alternativas recurrentes para intentar sufrir lo menos posible el impacto inflacionario. «Los estadounidenses están familiarizados con los pagos mensuales de viviendas, automóviles y electrodomésticos. En Argentina, las cuotas se aplican a casi todo», explica el medio.
«Con una inflación del 1 por ciento por semana, generalmente más que las tasas de interés de los depósitos, el dinero que se encuentra en el banco pierde valor día a día. Ese es un fuerte incentivo para gastar lo que tienes tan pronto como lo obtienes», describe el diario y a través de Oliveto agrega que se «estimula una cultura de consumo porque el sentimiento es que los pesos de hoy valdrán menos mañana».
Asimismo, destacan la costumbre argentina de comprar dólares para cubrirse de la pérdida de valor constante del peso y lo que representan las negociaciones salariales para que las mismas acompañen el incremento en los precios, afirmando que «es una lucha para muchos en un país con una gran economía informal».
A su vez, recuerdan el tiempo en el que la inflación no era un problema en el país y abundaban los comercios de venta de «Todo por 2 pesos». «Era el equivalente argentino del Five Below en Estados Unidos», precisan desde el tradicional periódico estadounidense.
Por último, hacen mención a la existencia de «descuentos permanentes, en los que los locales suben los precios periódicamente para luego ofrecer rebajas».
Lo ejemplifican con que «un supermercado podría ofrecer un 40 por ciento de descuento en vino los fines de semana o una tarjeta de crédito podría otorgar un 20 por ciento de descuento en ropa los miércoles. Eso deja a los argentinos marcando los días en el calendario por los descuentos que habrá».