La UIA alertó sobre la necesidad de reducir el “costo argentino”

Reclamó una baja de la carga impositiva y una “Ley Pyme” para ganar competitividad

La UIA alertó sobre la necesidad de reducir el “costo argentino”

El titular de la Unión Industrial Argentina, Daniel Funes de Rioja.

La Unión Industrial Argentina (UIA) advirtió ayer sobre la necesidad de reducir el “costo argentino” para mejorar la producción y la competitividad del país, a la vez que reclamó la aprobación de una “Ley Pyme” para potenciar al sector fabril pequeño y mediano, en un contexto de profunda caída de los indicadores respecto a 2023.

“La industria argentina tiene una productividad que se encuentra por encima del promedio de América Latina pero en términos de competitividad el país ocupa el puesto 66 de 67 países”, alertó la central en un informe, donde destacó que “por fuera de las fábricas existen factores que impactan negativamente sobre la competitividad de la industria y sus cadenas de valor”.

“A las pymes hay que facilitarles el acceso a la competitividad, ya que representan más del 60% del empleo”, aseveró el titular de la entidad, Daniel Funes de Rioja, ante los periodistas y enfatizó que “tenemos que competir en igualdad de condiciones para volver a tener protagonismo en el mundo”.

En el encuentro se presentó el informe “Costo argentino, elementos clave para lograr competividad”, donde la entidad alertó sobre cómo los mayores costos logísticos y una presión tributaria alta conspiran contra la producción local. El informe consignó que entre 2010 y 2023 Argentina tuvo una inflación anual promedio del 51% y estuvo siete años en recesión. Advirtió también que el acceso al crédito en Argentina representa solo el 6% del PIB, mientras que en el resto de la región se acerca al 60%.

A su vez, la presión tributaria que afecta al sector formal de la economía es del 52% en términos del PBI, ajustado por informalidad. En cuanto al costo de la energía eléctrica, el reporte consignó que en Argentina duplica al de Estados Unidos, “país con el que tenemos un potencial energético similar”. Respecto del costo logístico indicó que, en promedio, es un 43% superior al de América Latina. Y señaló que el ferrocarril sólo representa un 4% de la participación en el transporte de cargas, por lo que destacó la necesidad de incrementar rutas férreas.

“La productividad es una pieza clave para el desarrollo pero una política de reducción de costos es necesaria para la inserción competitiva de la industria argentina”, agregó Funes de Rioja, quien señaló: “Tenemos que competir en igualdad de condiciones para volver a tener protagonismo en el mundo”. Por su parte, el economista en jefe de la UIA, Diego Coatz, alertó que la industria acumula “enormes saldos a favor en materia impositiva”.

Como ejemplo, tomó unas 30 industrias y aseveró que los saldos a favor acumulados llegan a los $ 500.000.000, por lo que criticó los “sobrecostos que sufre la industria argentina respecto de las empresas de otros países”. Además, dijo que si bien la industria “atraviesa un proceso recesivo profundo”, con una caída en la actividad que ronda el 13%, en el sector sólo hubo unos 30.000 despidos en el último año, porque “las empresas buscan cuidar la mano de obra capacitada”.

Mejora el uso de la capacidad instalada

La utilización de la capacidad instalada de la industria alcanzó en agosto al 61,3 %, por debajo del 67,9% de igual mes del año pasado, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

Sin embargo, ese nivel de uso del 61,3% de las maquinarias y equipos disponibles en la industria muestra una lenta mejora respecto a los números obtenidos en el primer semestre, al punto que se trata del mayor porcentaje en la era de Javier Milei.

En efecto, en lo que va del año, el peor registro había sido el del mes de marzo con el 53,4% de uso de la capacidad instalada. Desde entonces el uso de los equipos se fue recuperando y en agosto fue la primera vez que superó el 60%.

Los bloques sectoriales que presentaron mejores niveles de utilización de sus equipamientos son refinación del petróleo, con el 82 %, metálicas básicas, 66,8%; papel y cartón, 65,5%; Alimentos y bebidas, 64,5%; Sustancias y productos químicos, 64,4%; y minerales no metálicos, 61,7%.

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