La última medición de la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) expone una brecha persistente: el 51,6% de los argentinos no accede a agua corriente, gas natural o desagües cloacales. En términos absolutos, esto equivale a más de 15 millones de personas en los 31 conglomerados urbanos relevados.
La Fundación Tejido Urbano advirtió que la tendencia empeoró en la última década: los hogares con carencias pasaron del 44% en 2016 al 46,2% en 2025, pese a ampliaciones parciales de infraestructura. El acceso efectivo, remarcaron, depende tanto de la disponibilidad de redes como de la capacidad económica para costear las conexiones domiciliarias.
Obras demoradas y recorte en la inversión
El mapa de inversiones de la Secretaría de Obra Pública de la Nación muestra que, de 32 obras de agua y cloacas con finalización prevista para 2025, 23 registran un avance inferior al 20%. Doce de ellas cuentan con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pero aun así permanecen ralentizadas.
De acuerdo con el presupuesto nacional, los fondos para “servicios sociales de agua y alcantarillado” descendieron de $526 mil millones a $222 mil millones, con solo $134 mil millones ejecutados hacia noviembre. La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia sostuvo que se trata del nivel más bajo en veinte años. En paralelo, el Ejecutivo impulsó cambios regulatorios en Aguas y Saneamientos Argentinos, en el marco de su plan de privatización.
Desigualdad territorial y calidad habitacional
El informe del Indec detalla que el 9,4% de los hogares sigue sin agua por red, el 34,3% no accede a gas domiciliario y el 26,9% carece de cloacas. Las carencias se concentran en periferias metropolitanas, ciudades medianas y áreas de expansión urbana.
Las condiciones habitacionales también reflejan vulnerabilidades: 1,1 millón de personas vive en hacinamiento crítico, 1,7 millón en zonas cercanas a basurales y 3,2 millones en áreas inundables. Además, el 12,1% de los hogares carece de baños adecuados y el 6,1% no tiene descarga de agua.
Impacto sanitario y sostenibilidad
La Cámara Argentina de la Construcción sostuvo que la inversión en agua y saneamiento “impacta directamente en la salud pública” y estimó que el mantenimiento de la infraestructura existente requiere US$3.260 millones anuales, cifra que considera una “inversión crítica” para evitar deterioro y mayores costos futuros.
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