La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) recortó sus proyecciones para la economía argentina y anticipó un crecimiento del 3% en 2026, por debajo del 4,3% previsto en septiembre, junto con una inflación anual del 17,6%, superior al pronóstico anterior del 16,5%. El nuevo escenario implica una merma de 1,3 puntos porcentuales en la estimación de actividad y 1,1 puntos más en la variación de precios.
Diferencias con las previsiones oficiales
El recálculo del organismo contrasta con las estimaciones del Gobierno nacional, plasmadas en el proyecto de Presupuesto 2026, que proyecta un aumento del producto bruto interno del 5% y una inflación del 10%. Para el año en curso, la Ocde también ajustó sus estimaciones: prevé un crecimiento del 4,2% y una inflación del 41,7%, ambas cifras peores que las informadas en septiembre.
Según el informe, el crecimiento proyectado para 2026 estará impulsado por la inversión y las exportaciones, favorecidas por un entorno más propicio para las empresas, regulaciones menos onerosas y un sector energético y minero dinámico. No obstante, la Ocde subrayó que la revisión a la baja responde al debilitamiento reciente de la actividad y a las presiones sobre el tipo de cambio, que exponen vulnerabilidades macroeconómicas persistentes junto con incertidumbre política.
El organismo remarcó que la moderación del gasto público y el aumento de la recaudación fiscal mejoraron las cuentas estatales, aunque advirtió que serán necesarias más reformas para sostener la prudencia fiscal y apuntalar el crecimiento potencial.
Recomendaciones y riesgos
La Ocde sostuvo que la política monetaria deberá mantenerse restrictiva para lograr una reducción duradera de la inflación. Además, anticipó que la moneda local continuará volátil, aunque destacó que el impacto de la depreciación sobre los precios se debilitó en los últimos meses. También proyectó superávits fiscales entre 2025 y 2027, pese a nuevas medidas de gasto y a la suspensión temporal de impuestos a las exportaciones agrícolas.
El organismo alertó que podrían reaparecer episodios de volatilidad debido a bajas reservas de divisas, inflación elevada y la necesidad de reformas estructurales adicionales. A nivel global, estimó que el crecimiento mundial se desacelerará del 3,2% en 2025 al 2,9% en 2026, para luego repuntar levemente al 3,1% en 2027, en un contexto de incertidumbre geopolítica y condiciones financieras más ajustadas.
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