Mientras el presidente Javier Milei sostiene que la recesión ha terminado, la situación en el sector de las pequeñas y medianas empresas (Pymes) sugiere otro escenario. Ocurre que, en lo que va del año, han cerrado 16.500 pymes en Argentina, de acuerdo al Frente Productivo Nacional.
El dato se complementa con el cierre de 10.000 kioscos y almacenes y con la pérdida de 160.000 puestos de trabajo en el sector. La caída del consumo interno, el aumento de los costos de los servicios públicos y la dificultad para exportar debido a un dólar poco competitivo han puesto a las pymes al borde de la quiebra.
Así lo señaló la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (Enac), que aseguró que la segunda mitad del año ha sido especialmente dura para las pymes. Como dato elocuente, entre julio y octubre cerraron otras 6.500 empresas pymes, sumándose a las 10.000 que ya habían dejado de funcionar en el primer semestre.
Según la entidad, la crisis está vinculada a la contracción de la demanda interna: el último informe de Came estima de hecho una caída del 13,2% en las ventas de comercios pymes, una cifra alarmante que refleja el impacto de la recesión en el consumo. La Confederación Federal Pyme agrega que el costo de los servicios y los impuestos “sigue siendo una carga insostenible para los pequeños empresarios”.
En este contexto, el pesimismo sigue dominando entre los empresarios: la Encuesta Radar Pyme, realizada por ENAC, revela que un 84,2% de los empresarios considera que la economía “sigue en recesión o depresión”. El 51% agrega que la principal barrera para el crecimiento de las pymes sigue siendo la falta de ventas.