Una vida que unió al arte y la política

Una vida que unió al arte y la política

La pandemia del coronavirus se cobró otra vida imprescindible en Argentina: el viernes, se anunció la noticia del fallecimiento del cineasta Fernando Pino” Solanas a sus 84 años. El ex senador argentino se encontraba internado en París, donde desarrollaba sus tareas como embajador de la Unesco.

El 16 de octubre, él mismo envío un mensaje a través de la red social Twitter donde contó que, junto a su esposa, tenían Covid-19 y se encontraban cumpliendo el aislamiento en su casa. Sin embargo, días más tardes, anunció que su estado de salud se complicó y que tuvo que ser internado en terapia intensiva.

Solanas tuvo una vida de lucha cinematográfica y política donde plasmó con claridad e ímpetu sus ideales por una Argentina más justa y por la independencia de nuestro continente.

Amor por la justicia social

La carrera cinematográfica de este célebre director posee una ambición y un repertorio de producciones que, sin dudas, marcaron distintas épocas de nuestro país. Su sello fue exponer la realidad de la historia argentina bajo el deseo de incansable de justicia social, presente en cada una de sus películas.

Recordado por su constante militancia a través del cine, como con su película La hora de los hornos” que fue presentada de manera clandestina durante la dictadura de Onganía en los ’60, y por su obra Tangos, el exilio de Gardel” (1985) interpretada por Miguel Ángel Solá, Marie Laforet, Ana María Picchio, Lautaro Murúa y por él mismo, logró traspasar las fronteras del arte y del tiempo. Este último filme, que mostraba las luchas y anhelos de los refugiados latinoamericanos, le otorgó los premios en Venecia, La Habana, Turquía, el César francés, el Konex! de Platino y varios Cóndor de Plata” de la Asociación de Críticos Cinematográficos de la Argentina.

Desde su exilio en Francia, filmó el documental La mirada de los otros” (1980) que trata sobre las discapacidades físicas de las personas. Fue una de las experiencias más ricas de mi vida y una de las que más me confrontó con el dolor. Trabajar con los discapacitados me descubrió una realidad y me ayudó a crecer humanamente”, había expresado Solanas en 1989, donde detalló que cuando me propusieron hacer la película para el Año Internacional de los Discapacitados en 1980, mi primera reacción fue de sorpresa: yo no conocía nada del tema y pensé rechazar el ofrecimiento. Después, analizando mi situación, comprendí que en tanto que exiliado y extranjero yo era disminuido en el mundo de los otros, un discapacitado frente a mis colegas franceses. Me di cuenta que mis limitaciones podían ser una ventaja”.

Por otro lado, Memoria del saqueo”  (2003), que   lo llevó al Festival de Berlín -donde en 2004 le entregaron el Oso de oro honorario-, reflejaba las consecuencias de  la dictadura militar de 1976 y denunciaba sus relacines con la crisis que atravesó Argentina en 2001. Seguidamente,  La dignidad de los nadies” (2005), se centró en la vida de los argentinos tras esa hecatombe política y social, relatando las experiencias de lucha y supervivencia en un contexto apocalíptico.

El estilo del autor fue siempre muy claro y directo, pues buscó denunciar las distintas injusticias que sacudían a la sociedad. Fue este impulso por lograr una comunidad unida y más justa, lo que lo llevó a convertirse en una importante figura política.

Del cine a la política

La fuerza que caracterizaba a la militancia de Fernando Solanas, lo llevó a insertase en la esfera política de manera directa en los ’90. Fueron sus fuertes críticas a Carlos Menem por las privatizaciones de los ferrocarriles las que lo iniciaron en una carrera política tan fértil como su historia cinematográfica.

Con la vuelta de la democracia, el creador audiovisual, fue elegido diputado en la provincia de Buenos Aires para el Frente Grande” encabezado por Carlos Chacho” Álvarez y Graciela Fernández Meijide. Pero se alejó del partido poco tiempo después.

En 2007 fundó Proyecto Sur, y para 2009 tuvo los votos suficientes en las elecciones legislativas de Buenos Aires para obtener cuatro bancas en el Congreso y consolidar el bloque.

Ya en como diputado, el cineasta presentó propuestas para que el Estado intervenga en la administración de los recursos naturales. Esto lo llevó a convertirse en el titual de la comisión de Energía y Combustibles de la cámara baja. Durante 2011 se dedicó a construir un espacio progresista para enfrentarse al kirchnerismo. No lo logró. Pero en 2013, fue por una banca en el Senado de la Nación, logrando asumir como senador e integrando el Frente Unen que lideraba Elisa Carrió y Martín Lousteau.

Discurso histórico

Solanas formó parte de la política argentina durante mucho tiempo. Su discurso más recordado hoy, es el del debate por la legalización del aborto en 2018, donde respaldó la despenalización y dijo que: Yo no quiero una juventud con pánico. Yo no quiero una juventud que le tema al mundo que viene, ni a los mayores”. Con el resultado negativo que ya era un hecho, el senador le habló a todas las mujeres que se encontraban en la calle ese 9 de agosto esperando por la resolución de la ley y exclamó lo que yo digo es que hoy no es una derrota, se lo digo a las chicas que están afuera, este es un triunfo monumental porque hemos logrado colocar en el debate nacional –ellas han logrado, ellas, con años de movilización- un debate fundamental de esta Argentina que siempre fue vanguardia en América latina de grandes causas que estaban prohibidas”.

Con la asunción de Mauricio Macri al poder, el cineasta volvió a acercarse al kirchnerismo y actualmente formaba parte del Frente de Todos, liderado por el actual presidente Alberto Fernández, y se encontraba en París desempeñando sus funciones como embajador de la Unesco por Argentina.

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