El Kuelgue, de otro planeta

La banda indie se presentó el jueves en la Plaza de la Música

El Kuelgue, de otro planeta

María Constanza Prato
De nuestra redacción

Con función agotada para el pasado viernes 26, la banda indie El Kuelgue, se presentó el jueves 25 en la Plaza de la Música bajo el protocolo sanitario vigente para evitar la propagación del coronavirus dispuesto para los shows en vivo.

La ex Vieja Usina lucía diferente a los espectáculos anteriores: las largas dobles filas separada por un pasillo ya no estaban y en su lugar había varias mesas con 6 u 8 sillas ubicadas por el piso del lugar; también las luces se movían por el techo del lugar como aquellos reflectores de película que iluminan el cielo en una presentación de cine. El ambiente anunciaba una puesta diferente. Y así fue.

Pasada las 21:15, la iluminación del escenario se apagó, las máquinas de humo se encendieron y entre sonidos espaciales, en medio de la oscuridad, apareció El Kuelgue con su canción Planeta Numir”. Con una pantalla de fondo que proyectaba una serie de vallas lumínicas azules, donde se podía ver sólo las siluetas de los artistas, sonaba el estribillo del tema del álbum Fierrin (Lado A)” (2015): Pero mira, mi planeta me necesita”.

Cuando finalizó el primer tema, sin haber dicho una sola palabra, como si fuese una lista aleatoria de Spotify que se va cambiando al terminar cada canción, tocaron algunas de sus clásicas composiciones En Avenidas” y Circunvalación” del disco Ruli” (2013). Pero el cuerpo si habla, y los bailes de Julián Kartún hicieron que los brazos y las cabezas del público se movieran al ritmo de estos acordes.

¡Somos El Kuelgue… y estamos volviendo!”, gritó Kartún luego de sacarse el saco y se corrigió emocionado: ¡No, ya volvimos!”, mientras los gritos afirmaban la alegría de ver al grupo sobre un escenario después del confinamiento. Con La Fama”, Ayer real” y Sin parangón”, el espectáculo continuó su viaje.

Las inesperadas conversaciones entre Julián y Santiago Martínez llegaron: ¿Cómo estás Santi?”, preguntó el líder de la banda: ¿Cómo estás Juli?”, respondió Martinez, mientras que Kartún preguntaba a la audiencia si había alguien que estuviese viendo por primera vez al conjunto. Muchas manos se levantaron y automáticamente comenzó a sonar Si no te vas”, tema que provocó la ovación de aplausos y aliento al solo de saxo de Pablo Vidal. En ese momento, el cantante se corrió a un lado del escenario, casi entre telones, con las manos atrás, dejando que su compañero brille por sí solo.

El contexto del espectáculo era excelente: la gente en sus mesas cantando las canciones sumergidas en la vibra de cada melodía, las pantallas que proyectaban en reflejo a los artistas sobre la tarima, el humo, las charlas entre los artistas y para con la gente. Se trataba de una verdadera performance que contenía un popurrí de todo lo que se necesita para ser un gran show.

Luego, los músicos se fueron detrás de escena, y quedó el cantautor en una esquina, quien comenzó a contar una anécdota, tal como si estuviera charlando con un amigo, sobre la desaparición de su gata en plena cuarentena, su tristeza y el regreso de su compañera al hogar. Al finalizar, llamó al guitarrista, y cantó Roma”, la canción producto de ese momento en el aislamiento. Para devolverle el ambiente festivo al lugar, la lista de temas continuó con View Master”, lanzado el año pasado, y siguió con Natación”, Ir a más”, Sabandija” y Jimena”.

Sin dudas la atmosfera del lugar vacilaba entre la vibra de fiesta, la armonía y tranquilidad, la euforia y lo íntimo. La combinación de regulación de energías era perfecta, la euforia llegaba al momento justo, el baile te invitaba a moverte desde tu silla, y el ambiente casi silencioso cuando hablaban, provocaban una dialogo directo con el artista.
Un momento sublime, fue cuando se escuchó: Tengo un puestito a cinco lucas y la panza de mi vieja es el único lugar al que quiero volver”, primer estrofa de la emblemática canción Parque acúatico”, que generó un instante casi acústico que se mezclaba con la pantalla azul, los palmas arriba al ritmo de la composición y el cantante en medio del escenario sin ningún tipo de baile.

Julián Kartún recordó la angustia que sentía el grupo en el invierno pasado, donde pensaban que no iban a volver a tocar en el escenario y dijo que de repente se está logrando” la vuelta y agradeció a la gente del lugar, por hacer posible el regreso.

La velada concluyó con Me gusta así”, Bossa & People”, Por ahora”, Chiste”, Soda” y cerró con Cariño reptil”.

Finalmente Kartún terminó con unas palabras de agradecimiento a nuestra ciudad: Gracias Córdoba por la buena onda y por el respeto”, donde su Martínez agregó: Pronto se vienen nuevas canciones”. El show fue de otro planeta, una puesta en escena autentica, con todos aquellos ingredientes de un espectáculo que no se quedó sólo en la idea de un recital: la espontaneidad de los integrantes del grupo, la alegría, la energía, dialogo y simpatía.

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