La 36 edición del Festival Internacional de Mar del Plata sigue en pleno desarrollo con la posibilidad de seguirlo vía virtualidad en forma paralela a la presencial (ver: Instrucciones para participar del Festival de Mar del Plata desde su hogar). Entre las novedades, la Competencia Internacional ofreció algunas sorpresas a tener en cuenta.
What Do We See When We Look at the Sky?
Una de las películas más originales y ambiciosas en términos creativos del festival provino de Georgia, un país casi desconocido para nosotros que sin embargo, en “What Do We See When We Look at the Sky?”, tiene la amabilidad de imaginar un triunfo en el mundial de fútbol para Argentina. El filme de Alexandre Koberidze es una auténtica extrañeza, al punto que resulta difícil reseñarlo en pocas líneas. La sinopsis de su trama puede resultar absurda, pero una vez que el espectador se entrega a su fantasía el resultado es puro placer cinematográfico.
El inicio ya exhibe la originalidad de Koberidze, que narra el encuentro entre un hombre y una mujer filmando simplemente sus pies. Pronto, una voz en off surgirá para presentar el drama: Lisa y Giorgi se han conocido en esa escena inicial y han pactado una cita para el día siguiente. Sin embargo, el narrador desconocido anunciará que un “ojo malvado” les ha dictado una maldición que les cambiará los rostros a los protagonistas, de suerte que no se podrán reconocerse en ese encuentro.
A partir de esa fábula, se iniciará una especie de cuento de hadas donde la creatividad narrativa de Koberidze se desplegará con una libertad insólita, a partir de infinitas derivas en torno a esa relación de amor trunca que trabajarán desde la fantasía y el humor absurdo, con un amor inconmensurable hacia el cine, la ficción, la cultura georgiana y sus personajes.
En la película hay un mundial ficticio donde Messi sale campeón – “como debe ser”, según afirma la voz en off–, perros fanáticos del fútbol que se citan en bares para ver los partidos de Argentina –país por el que hincan los georgianos–, juegos absurdos que inventa un comerciante para sostener su pequeño café al lado de un lago, digresiones filosóficas y políticas del narrador –que incluso propone un juego al espectador en medio del filme–, y una concepción romántica del cine que permitirá resolver el dilema de los protagonistas. Plagada de recursos visuales y narrativos, con una puesta en escena que enfatiza la belleza plástica del plano y la ciudad que filma, “What Do We See When We Look at the Sky?” constituye, como en su pequeña fábula, una apuesta descarada por la capacidad del cine para embellecer y mejorar el mundo.
Más información en: What Do We See When We Look at the Sky?
Charla con el director
https://www.youtube.com/watch?v=9QVp2v8ANSM&t=2s
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The Girl and the Spider
Casi la propuesta opuesta constituye “The Girl and the Spider”, de Silvan y Ramon Zücher, cuya trama resulta tan concreta y su puesta en escena tan organizada al milímetro que genera la sensación de que cualquier distracción puede hacer explotar todo en mil pedazos. Como en una ópera de cámara, la película pone a unos pocos personajes en una situación absolutamente mundana como una mudanza. Pero en ese par de días que compartirán los personajes, la tensión que se genera es tal que el espectador siente que cualquier tragedia puede suceder en cualquier momento.
Lisa ha decidido mudarse del departamento que comparte con Mara, quien no parece estar muy contenta con la noticia. Aparecen varios personajes más: la madre de Lisa, otra pareja de mujeres que vive en el edificio, un vecino que ayuda en las tareas, los obreros encargados de realizar la mudanza y arreglar el mobiliario, un repartidor que se suma al convite.
Entre todos, la circulación del deseo como un demonio invisible destinado a tensar las relaciones y dividir a las personas, cual maldición en una tragedia griega. Lo notable del filme es la capacidad que tienen los directores para materializar esa fuerza invisible que atraviesa a los seres en tono general de tensión sin recurrir a recursos obvios, con un trabajo notable en los diálogos, el encuadre, el trabajo con los cuerpos y las miradas y, sobre todo, el sonido, que materializa aquello que nadie se atreve a decir pero que ninguno es capaz de resistir.
Más información en: The Girl and the Spider
Charla con los directores
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