Emoción, estrellas y homenaje a Bielinsky: Mar del Plata vive el cine en su 40ª edición

Con el mar como telón de fondo, las salas y los encuentros presenciales recuperaron el pulso de la gran fiesta del cine argentino e internacional.

Emoción, estrellas y homenaje a Bielinsky: Mar del Plata vive el cine en su 40ª edición

Comenzó el Festival de Mar del Plata.

La ciudad balnearia volvió a vestirse de cine. Durante las primeras jornadas del 40° Festival Internacional de Cine, el rumor del mar se mezcló con los ecos de aplausos, los estrenos esperados y la emoción de los reencuentros. Entre homenajes, competencias y la aparición de nuevas secciones, Mar del Plata se convirtió, una vez más, en el gran escenario del séptimo arte argentino.

Organizado por el INCAA y el Municipio de General Pueyrredon, el festival —que desde 1954 enlaza la historia del cine nacional con la del mundo— inauguró el viernes pasado una agenda vibrante de proyecciones, charlas y tributos.

El inicio de las competencias

La Sala Astor Piazzolla, en el corazón del Teatro Auditorium, fue el punto de partida. Allí se proyectó La Gioia, del italiano Nicolangelo Gelormini, primera película en competencia internacional. Su protagonista, Saul Nanni, dialogó con el público tras la función y definió su experiencia como “un verdadero desafío, crear este personaje que es entre camaleónico y narcisista”. La proyección siguiente, Flood, ópera prima checoslovaca de Martin Gonda, fue recibida con aplausos y confirmó el pulso diverso de esta edición.

A pocas cuadras, en el Cine Paseo Aldrey, comenzaron simultáneamente las competencias argentina y latinoamericana. Recen por mí: la historia de Francisco, de Facundo Bartucci, abrió la primera. El director contó entre sonrisas que el propio Papa Francisco había manifestado su intención de locutar el documental. En la competencia latinoamericana, el primer aplauso fue para Cordillera de Fuego, del guatemalteco Jayro Bustamante.

El sábado, la programación continuó con Calle Málaga, de Maryam Touzani, y The Letter, de Rodrigo Hernán Vila. En la competencia regional, Espina, de Daniel Poler, llegó con el brillo de Lola Ponce y Aarón Díaz en la alfombra roja. “Siempre es un placer volver a mi país y presentar un proyecto tan hermoso como este”, dijo Ponce, emocionada. La jornada cerró con el documental Criollos, de Matías Tamborenea.

Homenajes: el eco de Bielinsky

Entre las emociones más hondas de las primeras jornadas, destacó el homenaje a Fabián Bielinsky, el recordado director de Nueve Reinas y El Aura. El viernes se presentó Nueve Auras, documental de Mariano Frigerio, en una función que tuvo a Leticia Brédice entre los presentes. La actriz, protagonista de Nueve Reinas, no pudo contener las lágrimas al recordar al cineasta fallecido en 2006.

El tributo continuó al día siguiente, cuando Brédice regresó al Cine Aldrey acompañada por Martín Bielinsky, hijo del director, para presentar los filmes La Espera (1983) y Nueve Reinas (2000). “Me emociona que el público se apropie de la película y la convierta en una parte del cine argentino que, al fin y al cabo, es de todos”, dijo el joven Bielinsky, en un cierre que conmovió a toda la sala.

Clásicos que regresan y voces maestras

La sección Mar del Plata Classics volvió a tender puentes entre generaciones. Este año, entre los títulos que cumplen medio siglo, se proyectó La Raulito, de Lautaro Murúa. En el Teatro Colón, la protagonista Marilina Ross —galardonada con el Astor de Plata durante la apertura— recordó entre risas y lágrimas la difícil gestación de la película: “Estuve cinco años buscando quién me la produjera. Cuando finalmente Lautaro Murúa aceptó dirigirla, me dijo que no me veía para el personaje. Tuve que hacer el casting… y así empezó el ciclo de La Raulito.

El festival también celebró el intercambio de ideas. El director estadounidense Bill Condon, autor de El Beso de la Mujer Araña, ofreció una master class sobre dirección y narrativa cinematográfica. En conversación con el actor Tonatiuh Elizarraraz, reflexionó sobre la libertad artística y las cárceles simbólicas de la identidad. “También muchas veces nos sentimos encarcelados por nuestra cultura, por lo que se espera de lo latino”, coincidieron.

El sábado, Condon y Elizarraraz compartieron mesa con Marcela López Rey y Juan Pablo Canala para hablar sobre Manuel Puig y su legado. López Rey, amiga cercana del escritor, aportó una imagen íntima: “Cuando se sentía muy mal, miraba los papeles pegados en su placard con fechas de buenos momentos de su vida”.

A la par, en la Sala Rambla del Casino Central, Roberto Stabile de Cinecittà habló sobre la internacionalización del cine italiano, mientras que Carlos Morelli y Paul Zaentz ofrecieron su mirada sobre la producción global.

Estreno de Mar del Plata Series y cine bajo las estrellas

La edición número 40 inauguró también Mar del Plata Series, una nueva sección no competitiva dedicada a la ficción seriada. Diez producciones de distintos países integran la selección, con presencia argentina a través de Hija del fuego, la venganza de la bastarda (Disney+) y Yiya, serie original de Flow sobre Yiya Murano, la primera asesina serial del país.

El sábado por la noche se estrenó Yiya con la presencia de Cristina Banegas y Pablo Rago. Banegas sostuvo que “Yiya forma parte de la cultura nacional. Contamos la última parte de su vida, donde seguía mintiendo, diciendo que era inocente, algo común en los psicópatas”. Rago agregó: “Es la primera vez que trabajamos juntos con Cristina y fue un placer. Estamos orgullosos de lo que hicimos”.

Y para quienes prefieren mirar el cine al aire libre, el ciclo Noches de Películas desplegó su pantalla en los jardines de Villa Victoria (Matheu 1851). El viernes pasado se proyectó Mensaje en una Botella, de Gabriel Nesci, con la presencia del director y de Benjamín Amadeo, quien celebró el encuentro: “Es una enorme alegría; me encontré con personas no solo de Mar del Plata, también de toda la provincia”.

Así, entre los homenajes a los grandes y las apuestas a lo nuevo, el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata volvió a confirmar su esencia: un punto de encuentro donde la memoria, la emoción y la mirada hacia el futuro conviven bajo el mismo proyector.

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