Por Marcelo Lucero
En el viejo Hospital de Santa María de Punilla tiene lugar por estos días Pabellón Tornú. La propuesta, dirigida por Mariana Massera y Rocío Pardo, permite caminar por los pasillos del espacio cerca de la medianoche, mientras se vivencia un juego cruel y excitante.
La obra recrea un reality show distópico, donde sus protagonistas son los jinetes, “personas que han cometido un montón de delitos y que son abusadores, violadores, acosadores, ladrones, estafadores, asesinos, pero que tienen poder y no han sido juzgados, ni condenados por la justicia, ni por la sociedad”, contó Massera a Hoy Día Córdoba. Entre estos jinetes está “La Comadreja”, un boxeador que asesinó a golpes a un homosexual, “Didi”, una vengativa influencer que utiliza las redes para generar historias falsas que llevaron a más de una persona al suicidio y “El Maestro Luz”, un perverso pastor que se valió de su secta para abusar sexualmente de sus fieles. También están los siervos, que son las “fichas” con las que los jinetes juegan para ganar. Ellos están sometidos a todo tipo de abusos como peleas, exhibiciones sexuales y humillaciones de cualquier índole por parte de los jugadores.
Antes de ingresar al hospital, los espectadores cuentan con una breve descripción sesgada de cada uno de los jinetes y los siervos. “No hay héroes en nuestra historia. Son todos antihéroes, porque lo que a mí me interesa poner es la humanidad en escena, y la humanidad en escena implica para mí la oscuridad del ser humano”, destacó Massera. Y agregó: “Esta obra lo que hace es poner el odio en escena, y lo que estamos tratando de buscar es mostrarle a la gente qué fácil de manipular que son y cómo rápidamente caen en el odio”.
Para ingresar a Pabellón Tornú el público se coloca máscaras blancas que portará durante toda la obra, las cuales sirven para separar a los espectadores de los intérpretes. Sin embargo, la directora sostiene que las mismas también generan un efecto de “anonimato para que las personas se animen a interactuar más y a formar parte de las escenas”. Aunque quizás también funcione como un interesante disparador para reflexionar sobre la posibilidad de participar de una comunidad o red social cruel y espectacular, amparados en la oportunidad de no tener que jugarse la identidad para sostener las decisiones que se toman frente a las dantescas escenas que se viven.
Tras subir las escaleras de entrada, cada quién puede desplazarse libremente por los pasillos del hospital abandonado y elegir a qué personaje seguir. En reiterados momentos se producen choques entre los protagonistas que generan escenas desmesuradas de todo tipo.
La ambientación del hospital, ya tétrico de por sí, se ve destacada de forma acertada por la musicalización, la iluminación y la decoración: hay juegos electrónicos de los 90 encendidos en los pasillos, cada jinete tiene su propio camarín con elementos representativos de sus singularidades y los siervos inician el espectáculo encadenados, pidiéndole al público ayuda para liberarse.
Para conocer más sobre la obra, que cuenta con dos premios Carlos y se realiza de miércoles a domingos hasta el próximo 2 de febrero, está su cuenta de Instagram @pabellontornu_. Y para adquirir las entradas hay que ingresar a ventas.autoentrada.com/events/pabellon-tornu-la-red. Si tienen ahorros y no saben en dónde invertirlos, Pabellón Tornú es una apuesta que, sin duda, les generará grandes intereses.