Frecuentemente escuchamos historias mitológicas. Biografías de personas ocultas que el transcurso del tiempo les ha guardado un lugar minúsculo en comparación del que se merecían. Sucede en el fútbol, con la leyenda de Tomás “El Trinche” Carlovich. También pasa en otras esferas como en la música, específicamente en el tango. En el archivo polvoriento del género, algunos nombres están escritos con tinta invisible. Tal parece ser el caso de Eduardo Rovira (1925-1980). El bandoneonista y compositor nacido en Lanús, fue contemporáneo a Astor Piazzolla y uno de los fundadores y prodigios del Tango Moderno. Su legado eclipsado deja cerca de 200 tangos y una figura cubierta de un velo misterioso.
Así como sucede en las narrativas mitológicas, en un determinado momento aparecen personajes con un halo de justicia. En esa misión está el grupo belga Sónico, liderado por el contrabajista argentino Ariel Eberstein. Nacida en 2015, la banda se dedica a “rescatar” la música de Eduardo Rovira: “Es el compositor al cual le hemos dado los últimos diez años de nuestras vidas casi en soledad”, asevera Eberstein por llamada telefónica desde Bruselas, donde hacen base. El ensamble formado a veces por 5 artistas y otras veces con un número más amplio, llega a Sudamérica para celebrar la gira “Rovira 100”. Durante el recorrido, el conjunto homenajeará los 100 años del natalicio del lanusense, los 10 años de vida de Sónico y a su vez grabará su quinto disco que llevará el nombre del tour, haciendo una parada en la provincia de Córdoba con dos shows: uno en capital y otro en Río Cuarto. En nuestra ciudad se presenta el sábado 19 de abril, a las 20, en el Teatro del Libertador (av. Vélez Sarsfield 365).
“Rovira 100” honra las contribuciones de Eduardo Rovira al tango y celebra la trayectoria de una década de Sónico. “Se siente como el cierre de una primera etapa, donde el grupo empezó haciendo una cosa muy chiquita, casi sin saber lo que estaba haciendo. Luego se transformó en un proyecto muy potente que ya tiene más de más de 200 presentaciones. La verdad no lo he contado, pero me imagino que visitamos más de 25 países, en salas de muchísima reputación, en Argentina, Latinoamérica y en Europa”, señala Eberstein acerca de los condimentos que hacen del tour un viaje especial.
HDC: ¿Qué diferencias hay entre la llegada que tiene el público europeo y el público en Argentina con el sentimiento sobre sobre el género?
AE: El público europeo tiene muchísimo menos contexto de lo que es el tango. Y a veces esa falta de contexto es mucho más liberadora y menos prejuiciosa. Lamentablemente muchas veces la Argentina necesita moverse en dicotomías: Boca-River, Talleres – Belgrano. Y lo mismo sucede con Piazzolla – Rovira. Si bien nosotros intentamos mostrar que el tango moderno de vanguardia fue una construcción colectiva y no fue una construcción mesiánica, en ningún momento planteamos un conflicto ni le queremos quitar mérito al gran Astor Piazzolla. Nuestra idea es mostrar que es algo más amplio. A veces en el afán de querer defender a Rovira o a Piazzola hay gente que se pone a esta otra visión del tango en contra y es una pena. Eso nos limita a ver que el tango vanguardia fue algo muchísimo más amplio y rico. No soy experto en la historia de la música pero no conozco muchos estilos musicales que se hayan redescubierto y lo hayan hecho de dos maneras diferentes, como es el caso de Piazzolla y Rovira. Eso habla de una riqueza superlativa.
Origen Fortuito
El nacimiento de Sónico reviste un carácter azaroso. Al ser consultado sobre el surgimiento del proyecto, Eberstein confiesa que se originó a raíz de una crisis personal luego de una separación amorosa. “Empecé a buscar una alternativa desde lo profesional, porque yo era un músico clásico. Si bien la música clásica me encantaba y me sigue encantando, tal vez la dinámica de tocar en una orquesta y la imposibilidad de poder desarrollar otros elementos, como por ejemplo los produccionales, me hicieron descubrir otro tipo de música. De casualidad me topé con la música de Rovira y empecé a pensar en la posibilidad de crear un grupo. Me hice la pregunta, en vez de hacer una banda que interpreta temas de Piazzolla, ¿por qué no hacer el primero dedicado exclusivamente a la música de Rovira?”.
El primer contacto Sónico tuvo lugar en el Festival de Tango de Bruselas de 2015. “Había un workshop y ahí nos conocimos. Bueno, en realidad lo conocí a Lysandre (Donoso). A Stephen (Meyer) lo conocía porque tocábamos juntos en la ópera. Pero como buenos músicos clásicos, nunca nos dirigimos la palabra hasta que descubrimos que a los dos nos gustaba el tango (risas)”. Ese sería el puntapié inicial que dio origen al grupo que se “dedica al rescate de la obra de un compositor de tango contemporáneo olvidado”, tal como lo define Eberstein. Actualmente Sónico está integrado por Ariel Eberstein (Argentina) – Contrabajo; Lysandre Donoso (Francia) – Bandoneón; Stephen Meyer (EE. UU.) – Violín; Alejandro Schwarz (Argentina) – Guitarra e Ivo De Greef (Bélgica) – Piano. El contrabajista admite que muchos de los integrantes extranjeros saben más del tema que el que es argentino: “Cuando uno se interesa verdaderamente por un género, por un estilo, lo estudia, lo investiga, como es el caso de los músicos que tocan en Sónico, uno puede transformarse sin ningún problema en un en un tanguero de pura cepa”, revela. Hasta la fecha, el ensamble ha lanzado cuatro álbumes, entre ellos: «Eduardo Rovira: La Otra Vanguardia» (2018); «Eduardo Rovira: Inédito e Inconcluso» (2020); «Piazzolla – Rovira: The Edge of Tango» (2021) y «Five, Six, Seven, Eight… The Edge of Tango Vol. 2» (2024).
Afincado en Bruselas, intérprete de orquesta y habilidoso en la música clásica, Eberstein nunca imaginó que un material discográfico cambiaría el rumbo de su vida. “Estaba buscando música instrumental para bandoneón, guitarra eléctrica y contrabajo. El primer disco que me cruzo es el de Eduardo Rovira “Sónico” y me llamó increíblemente la atención que eso que escuchaba fuese considerado como tango. Me parecía de un nivel de vanguardia impresionante”, comenta sobre las primeras escuchas que hizo del compositor argentino e historiza sobre el estilo de uno de los impulsores del tango “de la cintura para arriba”: “En la década del 60 Rovira crea sus propios pedales para modificar el sonido del bandoneón. Estamos hablando del mismo momento en que Jimmy Hendrix introducía por primera vez el wah wah en la guitarra eléctrica. Algo muy innovador también. El fraseo y la concepción del tiempo fueron cosas que me llamaron poderosamente la atención. Al principio no entendía la música ni la lógica detrás. Eso me fascinó de Rovira”, precisa.
Tras las huellas de Rovira
HDC: ¿Al revitalizar la obra de Rovira, su deseo es lograr la interpretación más fiel posible o hay lugar como para agregar nuevos arreglos y una nueva perspectiva a su música?
AE: Nosotros creemos que ya de por sí el trabajo que hacemos le agrega una perspectiva. Primero por el hecho de que esta música no se ha tocado en vivo por más de 60 años. Entonces ya el hecho de poder traer este material nuevamente a la vida le da una nueva perspectiva. Obviamente cada uno de nosotros tiene sus propias individualidades y esas individualidades intentamos promoverlas y no estar jugando una especie de policía al milisegundo de copiar lo que hacía Rovira. Es nuestra referencia. A veces nos topamos con grabaciones que tal vez no se han hecho de la mejor manera y uno puede llegar a encontrar cuestiones que son errores y nos tomamos la libertad de cambiarlas
Respecto a los arreglos, Eberstein aclara que en ocasiones han tomado “algunas libertades” vinculadas a “cuestiones coyunturales”. “Una vez encontré una partitura en la casa de un músico de Rovira. Y esta partitura solamente tenía tres instrumentos por lo que reconstruimos los otros dos instrumentos en base a lo que nosotros conocemos de su estilo”, amplía. “A diferencia de los temas más conocidos de Piazzolla, en los que son bienvenidos algún que otro arreglo ya que han sido tocados y retocados demasiado, creemos que en el caso de Rovira primero el público tiene que conocer la música tal cual fue concebida pero con una visión actual”, explica el contrabajista.
HDC: Cuando recrean y buscan la obra de Rovira se desata un trabajo de archivo e investigación más profundo…
AE: Con Rovira hay dos cosas que lamentablemente siempre van a quedar truncas y tal vez eso sea un poco el gusto de la cosa. Por un lado nunca vamos a tener acceso a todo el material que él escribió y nunca vamos a saber todas las historias de él. Al no haber sido conocido y su música no estar disponible, hay mucho que se ha perdido. Pero a pesar de todo eso, hemos hecho un trabajo de investigación artística (sic) muy grande que consta básicamente de dos partes: una, un trabajo de archivo a través de contactarse con músicos que tocaron con él, colegas, gente que tal vez le llegó de alguna manera algo de su material y por el otro lado, que es el trabajo más fuerte, un trabajo de transcripción. Y acá también aparecen dos vertientes: por un lado el material que él ya grabó, pero también material de él que nosotros encontramos. Por ejemplo: tomas radiales de composiciones que él nunca grabó y que nosotros reconstruimos.
El saldo, según calcula el líder de Sónico, es la recuperación de unas 100 obras de la autoría del bonaerense. Si bien ese material no ha sido grabado por completo, todos los discos de Sónico de alguna forma tienen inéditos como una versión de “A José Ingenieros” y una versión inédita de “Simple”, compuesta por Osvaldo Manzi, quien también fue pianista de Piazzolla.
El tango y el olvido: dos orillas del mismo río
HDC: Rovira está vinculado a un ser oculto o un personaje a la sombra en comparación a su contemporáneo Piazzolla. ¿Esa cuestión, narrativamente hablando, le da un condimento mitológico?
AE: Sin duda. Los norteamericanos usan el concepto de underdog. Es algo así como el tapado. Si lo bajamos un poco a tierra es como la película de Rocky I. Donde uno gana simpatía por el tipo que tenía todas las de perder y termina haciéndole frente al campeón Apolo Creed. Algo de eso tiene. El proyecto tiene algo también de sentir, entre comillas, que uno hace algún tipo de justicia. Un tipo que realmente dejó todo por la música, merece algún tipo de reconocimiento.
HDC: El tango es un género que habla de esa gente, de los olvidados…
AE: Sí, sin duda. No hay príncipes azules en el tango. Es todo sufrido. Es parte de nuestra idiosincrasia. El sufrimiento viene de nacimiento.
HDC: Mencionaste el concepto de underdog y la necesidad de “hacer justicia”. En última instancia, ¿hay una búsqueda de la banda de canonizar de alguna forma la obra de Rovira?
AE: Si, sin duda. Si hemos hecho todo esto es porque creemos que todavía hay un largo trecho en lo que se refiere al reconocimiento de su figura en la construcción del tango moderno. Si hablamos de canonización, para mí la Santa Trinidad del Tango moderno está integrada por Horacio Salgán, el más tradicional de los renovadores, Astor Piazzolla, el genio y reconocido y Eduardo Rovira, el revolucionario pero pasado de rosca, el oculto.
Para ver: Sónico tocará el sábado 19 de abril en el Teatro del Libertador (av. Vélez Sarsfield 365) y el domingo 20 en el Teatro Municipal de Río Cuarto. La gira culminará el miércoles 23 en el Palacio Libertad (ex Centro Cultural Kirchner). Las localidades para el concierto en Córdoba se consiguen por la web autoentrada y en la boletería del teatro. Los valores son: Plateas $30.000, Cazuelas $25.000, Tertulias $20.000, Paraísos $10.000. Palcos $100.000 y Palcos Cazuelas $80.000.
Si esta noticia te interesó, registrate a nuestro newsletter gratuito y recibí en tu correo los temas que más te importan. Es fácil y rápido, hacelo aquí: Registrarme.