Walas, la voz y alma de Massacre, se prepara con entusiasmo para el próximo show de la banda en Córdoba, este viernes 13 en Club Paraguay (Marcelo T de Alvear 651). Según describió el frontman, la conexión con nuestra provincia es profunda y de larga data. “A mí me encanta, desde siempre. Siempre les digo que amo la ‘Docta’”, dice antes de recordar sus primeras presentaciones: “Tocamos en lugares re chiquitos… Después tocábamos en el Casa Babylon, en el Captain Blue, en el chiquito, y después en el Captain Blue XL, y ahora somos abonados al Club Paraguay, que es un lugar que tanto, tanto me hace acordar a Cemento”. Y remató “Para los que no lo conocieron, Cemento era precario, y en cambio el Club Paraguay es más cheto”.
Massacre llega a Córdoba a repasar ‘Nueve’, su último trabajo discográfico, que marcó un punto alto en la trayectoria de la banda. “Se gestó desde la pandemia, o sea que los primeros demos los hacíamos en aislamiento, de forma remota con los celulares, con computadora”, explica Walas. El proceso fue extenso, disperso y exigente: “Se grabó en cinco estudios: en Texas, en Brooklyn, en Los Ángeles, en Romaphonic de Buenos Aires y en Panda de Buenos Aires… con tres productores diferentes, uno de ellos Gustavo Santaolalla, nada menos”, dice Walas, quien agrega orgulloso: “Ya tiene dos nominaciones al premio Carlos Gardel, uno como Mejor Álbum de Rock y otro como Mejor Producción. Así que por suerte dio sus frutos. A la gente le gusta y a la crítica le gusta”.
Para el cantante, el número nueve atraviesa el álbum en múltiples sentidos. “Es el noveno disco de Massacre. Hacía nueve años que no grabábamos un disco en estudio y tiene nueve canciones”, recuerda. Y con su característico humor añade: “Después el chiste que hago yo, que nueve es ‘nuevo’ en inclusivo. O sea que el nueve entra por todos lados”.
Las letras del disco también reflejan el costado introspectivo del cantante. En canciones como Insomnio o Bajo la alfombra, se vuelven visibles las huellas emocionales de los últimos años. “El insomnio es uno de los rasgos característicos de la pandemia. El insomnio es una cosa horrible. Y como siempre, nosotros somos existencialistas y psicologistas”, comenta. Y sobre el otro tema, retoma una idea que ya había explorado en la canción ‘Plan B’: “Es al conflicto o negación tirarlo bajo la alfombra y dejarlo para otro momento. Y así es como nos resolvemos los problemas”.
Uno de los momentos más destacados del disco es La Máquina del Tiempo, donde participa Santiago Motorizado. “Cada vez que termino una sesión de terapia llego a la conclusión de que tengo una vida linda. De que tuve una vida intensa. Pero como todos, hemos cometido algunos errores. Entonces ‘La Máquina del Tiempo’ serviría para volver atrás y subsanar esos errores, que por suerte son pocos”, cuenta el líder de Massacre.
Mirando para atrás, Walas reconoce que superaron todas las metas iniciales. “Nosotros éramos los Massacre Palestina de muy pendejos. Nos juntábamos en un garage a ensayar y no teníamos otro objetivo u otro interés que sonar como algunas bandas punks y hardcore de la época”, recuerda. “Nos conformábamos con sonar como las bandas brasileñas de aquella época que escuchábamos en algunos compilados”. Con el tiempo, todo eso cambió: “Llegamos al Luna Park, a la tapa de la Rolling Stone, a ser nominados al Grammy, nominados al Carlos Gardel”.
Durante los 80 y 90, el contexto musical no era especialmente receptivo a propuestas como la suya. “En ese momento el mainstream era Spinetta, Charly García, Pappo, León Gieco”, comenta Wallas. “Y entonces apareció una cosa que era el rock de la posdemocracia, que era la ‘New Wave’, con Virus, los Twist, Soda Stereo. Y nosotros fuimos, digamos, una tercera generación. Nosotros fuimos la New Wave de la New Wave, junto a Babasónicos o Los Brujos”.
Ese camino los fue acercando a distintos públicos. Hoy, el fenómeno Massacre trasciende edades: “Ya tenemos tres generaciones de público. Vienen a los recitales chicos, niños, papás y gente grande”. Incluso los shows están pensados para ello: “Hacemos dos tipos de recitales. Uno es ATP… y otro es solo para grandes”. A Walas le encanta ver a chicos entre el público, incluso si sus padres no son fans: “Capaz que a los padres no les interesa Massacre, pero me vieron en algún lado. Dijeron, ¿y este ‘gordo’ quién es? Y se hacen fanáticos”, explica.
A pesar del reconocimiento, Walas sigue sintiéndose diferente. “Sigo siendo un poquito outsider. Ahora lo alternativo creció, la antiglobalización creció muchísimo. Al principio, cuando era más joven, era consciente de que hablaba en chino. Iba a un programa de radio y me preguntaban las influencias, las decía y no las entendía nadie. Entonces ahora soy un poco más comprendido, pero de todas formas sigo bastante outsider. No soy una figura popular”.
Lejos de encerrarse en la nostalgia, Walas mantiene una relación viva con la música. “Justo ahora estoy haciendo una reseña de los discos que traje de la gira europea”, cuenta. Y entre sus favoritas menciona bandas como The Brian Jonestown Massacre, The Dandy Warhols y Supergrass. “Tengo discos todavía que no los abrí. Son tan sagrados para mí que todavía no los abrí desde que volví de Europa”.
Su mirada sobre el arte y el rock también es crítica y realista. “Siempre hubo un Olimpo, un podio, donde estaban los rockeros, las modelos y los futbolistas. Para mí que los dos primeros se cayeron un poco, y los únicos que quedaron en el podio son los futbolistas”. Y se pregunta: “Ya el cantante de Aerosmith tampoco es tan importante para la cultura mundial. ¿Por qué? La verdad que no sé”.
Sin embargo, lo que mantiene viva su llama artística es la experiencia de estar girando constantemente. “Nosotros los Massacre nos juntamos solo a ensayar y tocar. Entonces nos encanta subirnos al micro de gira, encontrarnos, cada uno con su carácter, con su humor”, relata. “Después llegamos al escenario y hay una química que es única. Tenemos un sonido único, irrepetible”, agrega.
En cuanto a los miedos, el líder de Massacre no duda: “El avance mundial de los regímenes autoritarios… me da miedo retroceder en cuanto a derechos ganados y adquiridos”. Pero se muestra esperanzado en el poder de las nuevas generaciones: “Son militantes, de alguna manera, de las nuevas libertades de siempre”.
¿Y si se toma un día libre? Lo tiene claro. “Salgo a andar en bicicleta porque estoy muy ‘gorda’… Me junto con amigos a escuchar y comentar discos, y a hacer rankings de canciones… veo un poco de YouTube. Me encanta ver documentales sobre los egipcios, sobre las cosas paranormales y los ovnis”.
Finalmente, si tuviera que elegir una sola canción de Massacre para mostrarle a un extraterrestre su mundo, la respuesta de Walas es sencilla: La Máquina del Tiempo. “Me parece que es de lo mejor que hicimos. Es una canción que tiene una intro larguísima y que tiene un invitado divino que es Santi Motorizado, que le dio una calidez y una cosa hermosa a la segunda estrofa”.