Por lo general, la lechuga es un vegetal que no suele ofrecerse en los menús de los niños más pequeños. Miren Aierbe, asesora culinaria de España, explica que esto se trata de una materia prima que aporta numerosos beneficios al organismo, tanto en adultos como en edades más tempranas”.
Según indica la española, depende de cada caso y de las indicaciones del especialista, pero, generalmente, los bebés de entre 10 y 12 meses ya pueden comenzar a consumir este vegetal de forma triturada. Si hablamos de comer las hojas enteras o cortadas en trozos más pequeños, disfrutando de su textura fresca y crujiente, la edad idónea seria los dos años.
Cómo iniciarlos a consumir este vegetal
Lo ideal, como manifiesta Aierbe, es en torno a los 10-12 meses, introducir la lechuga en cremas o sopas junto con otros ingredientes. Así, se puede mezclar este vegetal con patata o zanahoria para elaborar una deliciosa y suave crema que encantará a los más pequeños y que les hará familiarizarse con su sabor.
Por otro lado, cuenta que para presentarles el vegetal de forma divertida cuando sean más mayores, una buena idea es recurrir a recetas sencillas en las que puedan participar los propios peques. Una elaboración que siempre triunfa son las fajitas rellenas de pollo a la plancha en tiras con maíz y arroz junto a la lechuga. Recordemos que la comida muchas veces, entra por los ojos”.
Principales aportaciones nutricionales en niños
Este vegetal que contiene gran cantidad de nutrientes que resultan de lo más beneficiosos, más si cabe teniendo en cuenta que los niños están en continuo crecimiento. Tiene gran riqueza vitamínica y mineral, como la vitamina K, que asimila el calcio y es esencial para las épocas de crecimiento” explica la especialista europea.
Cabe recordar que la lechuga es muy rica en agua, lo que la convierte en un alimento muy ligero y refrescante, además de tener un gran poder saciante y ayudar a combatir la anemia gracias a sus oligoelementos.
En este marco, la asesora culinaria comenta que lo ideal es que los vegetales supongan el 50% de los platos que consumimos. Por ello, si adecuamos el uso de la lechuga a esa ración, lo estaremos haciendo muy bien. Lo bueno que tiene este alimento es su versatilidad, ya que combina a la perfección con casi cualquier ingrediente y sirve para ensaladas, sándwiches, cremas o como acompañamiento perfecto para carnes y pescados” añade Aierbe.
Mitos de la lechuga
A pesar de que este alimento contenga gran cantidad de beneficios y nutrientes, tampoco se libra de ciertos mitos. Entre los más frecuentes destacan el de que los niños no pueden consumirlo o que solamente sirve para hacer en ensalada y comer en crudo.
La lechuga puede ser parte del relleno de un delicioso pan de pita con berenjena, cebolleta y salsa de yogur o de una crema con cebolla, ajo, caldo de verduras y zumo de limón. Incluso se puede servir como aperitivo en una deliciosa tosta de pan de centeno con mermelada de albaricoque, calabacín a la plancha cortado en láminas y unas escamas de queso parmesano” subraya la profesional.
El más conocido de los mitos es el de que no debe consumirse por la noche. Precisamente es lo contrario, ya que tiene una digestión ligera. Además, este ingrediente contiene lactucarium, una sustancia que brinda propiedades relajantes que ayudan a conciliar mejor el sueño. También es habitual escuchar que retiene líquidos pero, en realidad, ayuda a prevenir que esto suceda gracias a su alto porcentaje de agua y fibra, que hace de la lechuga un alimento depurativo y diurético.
Otra leyenda que se suele escuchar es que las hojas claras son mejores que las oscuras, pero todas las hojas, siempre que sean frescas, son igual de sabrosas y beneficiosas para la salud.