Un maridaje que sorprende: cerveza de café en Córdoba

Franco Reggi y Ezequiel Barrea, son primos. Uno apasionado por el café, el otro por la cerveza. Se unieron y crearon cervezas de café en Córdoba: Ethiopale y Violencia Rivas. La historia de dos pioneros apasionados por el sabor de una especialidad milenaria

Un maridaje que sorprende: cerveza de café en Córdoba

Por Francesca Bottaro Castilla

 

“Él loco de la birra, yo loco del café…inventemos algo, dijimos”, recuerda Franco Reggi mientras mira a su primo Ezequiel Barrea con una sonrisa que refleja la complicidad de una idea que surgió casi por azar.

Tenían dos pasiones, no había un plan, sólo la certeza de que algo tenía que salir de esa unión familiar.

Así es como este año nació Ethiopale, la primera cerveza rubia con café (Pale Ale) producida en Córdoba, y Violencia Rivas (Doble Stout), la cual ya se venía produciendo en la provincia

En foto: Cerveza Violencia Rivas.

Cerveza y café: El encuentro de dos sabores

Franco Reggi es gastronómico, barista, fundador junto con su madre Viviana, de Ethiopia Café (Belgrano 891, Córdoba) y Co-fundador de Alpa Café (Ituzaingó 102, Córdoba).

Ezequiel Barrea, es fundador de Lindberg, distrubuidora de cervezas artesanal, y además fabrica su propia marca denominada VeinteOnce.

Un día se juntaron y decidieron lanzar al mercado una cerveza de café, fabricada por Buttara Cerveza., fusionando de esta forma los sabores del café de especailiad y la cerveza.

“Esto de las cervezas salió así, tomando un café, charlando”, cuenta Ezequiel.

Las bebidas que nacieron de esta colaboración son dos: Violencia Rivas, una Doble Stout y Ethiopale, una Pale Ale.

“Lanzamos las cervezas este año en el evento En Taza, una exposición de Café de Especialidad. Se nos ocurrió la idea de vender la cerveza con café en ese evento para que sea conocida, fue a contrareloj que lo empezamos a cranear”, cuenta Franco.

Ezequiel Barrea y Franco Reggi.

El impacto de las cervezas fue inmediato: las latas se agotaron en el primer día del evento, y al segundo día ya estaban reponiendo stock.

“Fueron furor en el evento, se vendieron todas las latas y muchas pintas”, recuerda Ezequiel.

Del dulzor del café a la intensidad de la cerveza

Ambas cervezas están realizadas con el café de Ethiopia, un café brasilero, con dejos dulces, chocolatosos y de frutos secos.

“En Argentina hay poco y nada de café. No nos da el clima para cultivar tanto. En algunas zonas del país se puede cultivar pero no es a gran escala, hay un poco en Salta y Tucumán. El clima no ayuda, menos en Córdoba. El café que tenemos nosotros en Ethiopia es un café de Brasil que se cultiva a 600 y 800 mts, es un café más dulce, no tan ácido. Son los típicos sabores que tiene el café brasilero: dulce, chocolate, frutos secos. Por eso elegimos ese café para realizar la cerveza, es el más dulce y anda muy bien con la cerveza”, cuenta Franco.

“La cerveza stout es un estilo que siempre llevó café, no es algo novedoso en la cerveza negra. Sí en cambio en la rubia”, cuenta Ezequiel.

A la Ethiopale la definen como: “Juega la malta hacia caramelitos suaves y bizcocho, dando el soporte adecuado para una dosis de café de especialidad en una cerveza ligera y dorada”.

Por su lado, la Violencia Rivas es caracterizada por su “aroma intenso con notas de frutas y chocolate, su sabor equilibrado, de dulzor suave y final limpio, de cuerpo medio alto y textura sedosa”.

Las cervezas creadas por Reggi, Barrea y Buttara.

Además, desde Buttara suman: “Agregamos granos de café Catuai Bermelho de Ethiopia Café a nuestro tanque de cerveza, creando una combinación única y deliciosa, brindándo una experiencia sensorial impresionante, donde el sabor a chocolate se equilibra con las notas de café, en una armonía perfecta para disfrutar de este postre”.

Barrea cuenta que la cerveza Violencia Rivas tiene 3 medallas de oro con reconocimiento internacional: Medalla de oro en Copa Argentina de Cervezas, medalla de oro en Copa Liga del Centro y medalla de oro en Copa Cordobesa.

Actualmente las cervezas son comercializadas en barriles, para poder servir cerveza tirada en los locales, o en lata.

En algunos bares en los que se pueden encontrar ambas cervezas son en: Lupulus Patio, Ethiopia Café, Drinks, Copa V, entre otros.

Las cervezas, que hoy se comercializan tienen un precio aproximado de 2.000 pesos. Y al ser productos 100% artesanales, sin conservantes ni aditivos, requieren ser mantenidas en frío para preservar toda su esencia. Actualmente, entregan 48 latas por semana en Córdoba y en el interior, y producen entre 500 y 1000 litros mensuales.

El camino de Franco: La pasión que trasciende la taza

Franco le atribuye a su madre su actual pasión por el mundo del café: “Debe ser herencia de mi vieja, ella era fánatica del café y yo seguí los pasos de ella”.

“Tengo el recuerdo de mi vieja con una prensa francesa tomando café. Toda mi vida tomé café”, cuenta.

Franco Reggi antes de abrazar el mundo del café, estudió cuatro años de psicología. Sin embargo, en 2015, decidió dar un giro a su vida, dejando atrás la carrera para dedicarse a la gastronomía.

“Empecé a estudiar gastronomía en el 2015 en Córdoba, me recibí y comencé a hacer un curso de barista que me atrajo mucho, me voló la cabeza. Ahí empecé a ver que había cursos con certificaciones internacionales (SCA: Specialty Coffee Association)”, cuenta Reggi y señala la fila larguísima de certificados colgados en la pared. “Empecé a hacer esos cursos y hace un año y medio que soy certificador yo de ellos, y doy yo los cursos de SCA”, manifiesta.

Hace 7 años atrás, hizo un viaje con su madre, Viviana, que le cambiaría la vida.

“Yo me iba a a ir a vivir a Australia, pero antes de eso decidimos realizar un viaje cafetero con mi mamá a Colombia”, recuerda Franco y agrega: “Fue ahí que se me ocurrió la idea y le dije: ‘¿Y si abrimos una cafetería de especialidad acá en córdoba?’. Imaginate, único hijo, mi viejo falleció hace como 28 años, y que el único hijo se le vaya a vivir a miles km de distancia…obvio que me dijo que sí”, cuenta entre risas.

Franco y su mamá, Viviana.

Aquello que comenzó como una pregunta espontánea, hoy sellama Ethiopia Café, nombre que hace referencia al lugar donde nace la bebida milenaria, y hace seis años que está abierto al público. Además, brindan charlas y capacitaciones constantemente.

“Nuestra misión no es sólo ofrecer una taza de café, sino, una experiencia sensorial”, manifiesta Reggi.

Las ganas de crecer de Franco son intensas, como el café que produce: “En enero vamos a abrir una cafetería en Nueva Córdoba, no va a ser a gran escala, va a ser una cafetería de nicho. Tendrá dos pisos: En la parte de abajo se abrirá para cafetería al público y arriba vamos a hacer un entrepiso donde brindaremos charlas, cursos y talleres”, adelanta el barista y aclara: “Ethiopia no cerrará, sino que se trasladará”.

Lo que más le gusta a Franco es la formación, sus incontables certificados son testigos de ello. “Estamos haciendo una especie de escuela de café, nos gusta mucho la parte formativa para el cliente o para quien quiera aprender. Todo el tiempo estamos instruyendonos”, explica.

Ezequiel: De las telecomunicaciones a la cerveza artesanal

Ezequiel Barrea, por su parte, vivió algo parecido.

Su historia comenzó estudiando y trabajando en telecomunicaciones, pero la vida tenía otros planes para él. “Mientras estudiaba telecomunicaciones trabajé en tres restaurantes y me gustaba mucho, creo que después de conocer esos prodcutos gastronómicos es que me empezó a gustar la cerveza”, cuenta Ezequiel.

La idea de emprender en el mundo de la cerveza artesanal surgió una tarde entre amigos. «Estábamos charlando y alguien lanzó la pregunta: ‘¿Y si nos ponemos un local de cerveza artesanal?'», recuerda el apasionado por la cerveza.

Luego de varios meses de búsqueda del local ideal y de conseguir contactos de productores de cerveza artesanal, se cae la posibilidad de alquilar un espacio que tenían en mente.

“El local no se pudo alquilar y se cayó esa idea, pero quedó el contacto con los productores de cerveza, asi que fui y busqué cajas de cervezas y arranqué con la distribucion por mi lado”, dice.

Aquellos primeros pasos se convirtieron en lo que hoy es Lindberg, distribuidora que le permitió dejar de trabajar en telecomunicaciones y dedicarse al 100% a la cerveza artesanal.

Y en la quietud los cafetales vuelven a sentir

Franco dice que sus cervezas son como un hijo.

“Es algo que pensás y lo terminás materializando, es algo hermoso. Ya te salga bien o mal, el proceso es algo muy lindo”, dice.

Ezequiel, por su lado, confiesa que es fánatico de ver cómo se hace realidad lo que uno sueña.

Además, se centra en el feedback y dice: “Cuando te dicen ‘qué bien que quedó, qué bueno que está, traeme más’…la gente conecta con la cervza. Y de esas conversaciones generalmente salen ideas”.

Y, casi en voz baja, como si fuera un secreto, adelanta: “También estamos pensando en probar cómo queda una cerveza roja con café. Este es un mundo muy grande que podés ir probando un montón”.

No hace falta que bajen la voz para contar lo que se viene.

Desde lejos se puede escuchar, cómo a Franco y a Ezequiel la pasión por la cerveza y el café les corre por sus venas.

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