El periodista David Kavlin reapareció en redes sociales con un mensaje de agradecimiento y concientización tras sobrevivir a un infarto y un posterior paro cardíaco. El episodio ocurrió el pasado sábado 27 de diciembre, mientras jugaba al pádel con su hijo, lo que derivó en su traslado de urgencia al Sanatorio Trinidad de San Isidro.
Kavlin se encuentra estable y fuera de peligro tras las intervenciones que le realizaron en el hospital.
Desde la sala donde se encuentra actualmente internado, el conductor aprovechó para contar con sus palabras la difícil situación que le tocó vivir, destacando la ayuda de su hijo, el Club Náutico Hacoaj, el equipo médico que lo salvó de la muerte, su familia y personas que le hicieron llegar mensajes de apoyo.
Con un especial agradecimiento a quienes se preocuparon, Kavlin explicó lo sucedido: «Fueron días complejos, difíciles, pero estoy vivo y con muchas ganas de vivir. Quiero agradecerle a mi familia, amigos, al club, y a cada uno de los engranajes hasta llegar al Sanatorio de la Trinidad de San Isidro, que permitieron que hoy pueda contarles esto. Fueron importantísimos desde ese sábado: dejar la paleta de pádel —hacía calor, es cierto—, desde mis hijos, que advirtieron lo que me pasaba, hasta socios y amigos que se pusieron a disposición para que cada segundo valiera mi vida, que hoy la tengo. Puedo respirar y seguir contándoles cada cosa que me pasa y todo lo que tengo para vivir».
Kavlin relató que todo comenzó en el Club Hacoaj, lugar donde recibió la primera asistencia. En sus palabras, detalló que identificó lo que le pasaba gracias a un caso reciente de la farándula: “Me realizaron un chequeo cardiovascular y yo sabía que me había infartado. Hacía una semana o más que había aprendido acerca de esto por lo que le pasó a Joaquín Levinton: el dolor en el pecho, en la espalda, la presión. Hay que darle importancia a esos síntomas. Eso fue lo que me dio la idea de que estaba infartado».
El momento más impactante de su relato se da en el momento del traslado, cuando su corazón se detuvo minutos antes de llegar al Sanatorio: “Entro en paro a metros de llegar a la Trinidad (…) Yo había muerto en esos momentos, no tenía más signos vitales. Fue todo el equipo de urgencias, guardia, que me salvó. No me acuerdo de nada. Lo que les estoy contando es porque me fueron relatando y me despierto en una cama de hospital no entendiendo nada por más que yo sabía, pero tenía imágenes vagas de mi infancia, como que estaba en mi dormitorio de la infancia de los 10 años en Salta”.
“Voy tomando noción de la realidad hasta que, ya más estabilizado y antes de que me hicieran el primer stent, me cuentan lo que había pasado y que había estado muerto. La verdad es que no tengo nada para decir y todo para agradecer», agregó.
En la misma línea, concientizó sobre la importancia de los chequeos médicos: «Les quiero dejar un agradecimiento enorme y decirles que se cuiden, que se hagan chequeos, que sean felices, que vivan los días uno a uno. Les juro que no necesité esto para darme cuenta de que había que vivir así: vivo así hace mucho tiempo. Vivo en felicidad, porque la felicidad es una actitud. Vivir en felicidad es vivir en actitud de felicidad, y yo quiero, por muchos años más, estar vivo para ver a mis hijos crecer y seguir trabajando en lo que amo. Espérenme: van a ser unos días sin estar en pantalla, pero me voy a dedicar a los míos, a escribir y a relajar. Gracias enormes”.
«Cumplí 54 años el 26 y volví a nacer el 27. Hay que hacerse chequeos, hay que hacerle caso al corazón y a los síntomas. Nunca tuve un episodio coronario previo: soy una persona sana, no tengo colesterol, no tomo, no fumo ni consumo drogas. Y eso hace que esté a 24 horas del alta hospitalaria, con todos los cuidados del caso”, agregó.
A la espera del alta, Kavlin cerró con una reflexión sobre su 2025 y su actitud frente al próximo año: “La gente es increíble: por sus mensajes, el cariño, los rezos. No importa de qué religión hayan sido; en definitiva, el mensaje le llegó al de más arriba, que me mandó de vuelta porque hay mucho más para hacer. Fue 2025 un año increíble, en lo laboral, profesional y familiar; en poder escribir un libro y volver a renacer; en mirar el vaso medio lleno. Mirar la vida desde un lugar mucho más positivo es lo que me hace feliz».
«Estoy vivo por mi familia, por ustedes y, fundamentalmente, porque cuando me subí a la camilla le dije al médico: ‘Yo no me voy a morir’. Estoy vivo por Dios. Gracias”, finalizó.
