La actriz María Onetto, dueña de una extrema sensibilidad interpretativa que mostró en cine, teatro y televisión, falleció hoy a los 56 años con todavía un largo camino por recorrer para seguir demostrando su talento.
Aclamada por su labor en la película “La mujer sin cabeza”, de Lucrecia Martel, reconocida popularmente por su trabajo en la telenovela “Montecristo” (que le valió dos premios Martín Fierro como Actriz de Drama y Revelación) y con un ACE por el protagónico en la obra “Potestad”, de Eduardo Pavlovsky, el camino de Onetto encadenó reconocimientos.
La muerte de la artista fue informada esta tarde por la Asociación Argentina de Actores con un texto en redes sociales que señaló: “Con gran dolor despedimos a nuestra afiliada, la querida actriz María Onetto. Nuestras sentidas condolencias a sus familiares y seres queridos”.
Fuentes policiales de la Comisaría Vecinal 14 B de la Policía de la Ciudad, detalló que su cuñado pidió la intervención policial ya que no respondía los llamados desde el lunes último y por medio de un cerrajero se ingresó a una vivienda de la calle Humboldt al 2200, en el barrio porteño de Palermo.
El familiar de Onetto dijo a la policía que la actriz “se encontraba con un cuadro de depresión por la pérdida de su madre” e interviene en el caso la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Número 24, a cargo del doctor Marcelo Retes y ante la Secretaría Única de las doctoras Santoianni y Hermida.
Nacida el 18 de agosto de 1966, empezó a estudiar psicología recibiéndose a los 21 años y con su flamante título viajó a Europa sin descubrir que su destino era ser actriz
Al regresar a Buenos Aires, retomó las clases de teatro que había comenzado con Hugo Midón y, asistió al Sportivo Teatral, el taller de teatro de Ricardo Bartís, un momento que marcó un antes y un después en su vida.
Desde que empezó a tomar clases con Midón hasta que se empezó a desarrollar el deseo pasaron unos 13 años, pero luego inició un camino incansable que la llevó a trabajar en numerosas obras, como “La escala humana”, “Sonata de otoño”, “Almas ardientes”, “La gaviota”, “Raspando la cruz”, “Faros de color”, ”Donde más duele”, “La casa de Bernarda Alba” y “Nunca estuviste tan adorable”.
También mostró su talento en “La Muerte de un Viajante”, “Un Dios Salvaje”, “Personitas”, “Los hijos se han dormido”, “Los corderos” y “En lo alto para siempre”.
Tras el impasse impuesto por la pandemia, Onetto retomó la actividad sobre tablas para sostener “Valeria radioactiva”, de Javier Daulte, en Espacio Callejón; desde septiembre último encabezó la versión de “Bodas de Sangre” en el San Martín con dirección de Vivi Tellas; y asumió el unipersonal “La mujer deprimida” que abrió la octava edición de Nevadas Escénicas, el Festival Internacional de Artes Escénicas de Bariloche en noviembre pasado.
Tras la función, la actriz dialogó con el público presente en la sala porque, según detalló, le interesaba “ejercer el teatro como una actividad de pensamiento que entra en contacto con un espectador activo”.
También en los últimos años trabajó en series para plataformas tomando parte, como una Madre de Plaza de Mayo en “Maradona, sueño bendito”, y asumiendo a Doña Dominga, la madre del exboxeador Oscar Bonavena en al envío “Ringo” a estrenarse el próximo 24 por Star+.
En televisión, en tanto, brilló en producciones como “Vientos de agua”, “Mujeres asesinas”, “200 años”, “”Trátame bien”, “23 pares”, “Televisión por la inclusión”, “Mi hermano es un clon”, “En terapia”, “La celebración”, “Estocolmo” y “12 casas”.
En enero de 2017, en ocasión de presentar su labor en la miniserie histórica «Mis noches sin ti» y a cuento de la trama femenina de la propuesta, Onetto dijo a Télam: “Hace apenas 70 años que votamos las mujeres, eso da la dimensión de lo atrasado que está el tema femenino en todo el mundo, y todo lo que falta todavía en el plano cultural en relación a la mujer. Son procesos largos que hay que darles la forma que toman, pero evidentemente desde ‘Ni una menos’ se inició un camino del que ya no se puede retroceder”.
Semejante recorrido no impidió que además tuviera una destacada presencia en cine, que excedió a su consagratorio rol central en la citada “La mujer sin cabeza”, de Martel.
Con más de 20 participaciones en la pantalla grande, su impronta se apreció en los largometrajes “Yo nena, yo princesa”, “Relatos salvajes”, “La mujer rubia”, “Perdida”, “La vida después”, “El cerrajero” y “Cuatro mujeres descalzas”, entre otros títulos.