Cuando Rocío Moreno y Paulo Londra se conocieron, tenían 17 años y estaban previos a terminar sus estudios secundarios. Seis años y medio después, la pareja decidió separarse.
“Nos conocimos en el 2015 y dos años después él empieza a hacerse famoso, a hacer viajes y presencias, shows. En el 2018 yo me voy a estudiar a una ciudad por acá cerca, pero me tuve que instalar allá, así que nos veíamos poco, porque yo cursaba en la semana y él los fines de semana hacía shows. Pero venía bien la relación”, contó Moreno sobre los primeros años de noviazgo.
En 2019, Paulo compró una casa y decidieron vivir juntos, por lo que Rocío dejó sus estudios universitarios. Luego, tuvieron a su primera hija: “Después aparece Isabela y felices, porque siempre tuvimos proyectos de familia grande, sobre todo él. Ella nació en julio del 2020, en plena pandemia. Tuvimos una crisis muy grande, pero él se mostró arrepentido y me pidió disculpas, hizo muchas promesas, apostamos a la familia y proyectos. Yo creí sus promesas y decidí apostar”, contó Moreno.
“Al tiempo empiezan a aparecer situaciones que se convirtieron en crisis -revela Rocío-. empezó a salir más, a juntarse con amigos. No es que yo no quiera que se junte, el tema es que estaba ausente en la casa y cada vez volvía más tarde o prácticamente no volvía a casa, y se quedaba en la casa de los padres para que yo no viera los horarios y cómo volvía”, agregó luego.
Ahora, con su segundo hijo en camino, aseguró que el trapero cordobés la dejó sola en el transcurso del embarazo, tanto para los controles habituales como para llevar y traer del pediatra a su hija mayor.
“Tuve miedo por el embarazo, porque una vez me dejaron internada porque no me bajaba la presión, y tenía contracciones recurrentes, sola en la casa, sin tener a alguien cerca para ayudarme a bajar la escalera. Ahora mi familia me ayuda con Isabela, pero antes lo pasaba sola porque me daba vergüenza o no quería que me dijeran: ‘¿Qué haces ahí?’”, contó. Y sumó: “Paulo regresó a las andanzas y un ritmo de vida no compatible con la rutina familiar”.
Y ejemplificó: “Se despertaba a las 17 o las 19, y se cruzaba a tomar mate de los padres: estaba muy poco acá. Los primeros meses de embarazo estás muy cansada… y él, con los amigos. Recuerdo una madrugada que yo, descompuesta, le pedí que volviera para ayudarme (estaba con su hija de un año) y dijo que llamaba para fastidiarlo. Terminé jugando con Isabela descompuesta, y apareció a la mañana. Yo no soy de esas personas, como me dijeron de su familia, que ‘mientras tenga la plata y el pan’ no me tengo que preocupar; no quiero eso para mis hijas”.
Al ser consultada de los motivos por los cuales Londra tuvo ese cambio radical, respondió: “No creo que sea susto, tiene que ver las influencias, el entorno y el que no tiene madurez para saber dónde está y lo que debe hacer. Nadie le dice ‘no salgas con amigos’, ¡Al contrario! Tampoco ‘No estés con tu familia’. A mí me gustaba salir, pero tengo una bebé y hay cosas que uno no debe hacer porque hay responsabilidades nuevas. No dejo de ver a mis amigas, pero en otros horarios.
“Un domingo me dijo: ‘Tengo pensado viajar’, pero ahí quedó. Ya se había ido a Mina Clavero con amigas y amigos sin avisar, un fin de semana. Pero cuando veo que estaba en Minnesota o no sé dónde… No le llegaban los mensajes que le mandaba y una semana después se contacta y me dice que no se podía comunicar por un problema en su teléfono. Pero para subir historias sí le andaba”, comentó después.
Por último, dijo que ya no cree que Londra regrese a su casa. “No estuvo antes, cuando lo necesité. No es algo que espero. Dadas las circunstancias, hoy en día me doy cuenta de que muchas situaciones no se pueden naturalizar. Toqué fondo cuando se fue a Estados Unidos y me enteré por las redes. No está bien lo que estoy viviendo: no puede ser que me descomponga y termine monitoreándome en las guardias, con 17 de presión, por circunstancias vividas provocadas por él o por su familia”.
“No elijo vivir así, ni para mí, ni para mis hijas. Hoy tengo unas sensaciones de enojo y angustia… Soy una explosión de sentimientos. Ya no sé si me interesa tener esa charla; seguramente la tendremos: Hoy digo, ¿para qué? Pero la vamos a tener que tener por el bien de las nenas. Nos une una relación de por vida, pero ya no hay nosotros”, concluyó Rocío.