En el marco del Día de la Lealtad Peronista, el movimiento conmemoró una de sus fechas más emblemáticas con actos en distintos puntos del país y un tono marcadamente político, en medio de la campaña electoral. Tanto la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner como el gobernador bonaerense Axel Kicillof aprovecharon la jornada para cuestionar la reciente asistencia financiera acordada entre el presidente y el Tesoro de los Estados Unidos.
En un mensaje de audio dirigido a la militancia, Fernández de Kirchner trazó un paralelismo con la histórica disputa de 1945 entre el embajador estadounidense Spruille Braden y Juan Domingo Perón. “Hoy pareciera ser Bessent o Perón. La economía argentina está manejada a control remoto desde Estados Unidos”, afirmó. La ex mandataria advirtió además que el verdadero problema del país radica en “la incapacidad de la derecha y del poder económico para construir un proyecto inclusivo”.
La ex jefa de Estado también calificó el acuerdo financiero con Washington como una maniobra para “ganar tiempo y permitir que los especuladores escapen del laberinto financiero que ellos mismos crearon”, y lanzó un mensaje con tono electoral: “El 26 es Milei o Argentina”.
Por su parte, Kicillof encabezó un acto en la histórica Quinta de San Vicente, acompañado por referentes de Fuerza Patria y otros dirigentes bonaerenses. Desde allí, calificó la reciente visita del presidente Javier Milei a la Casa Blanca como “la humillación y entrega nacional más vergonzosa de la historia” y criticó la ausencia de traductor oficial en la reunión con Donald Trump. “La política económica del Gobierno es un fracaso, y lo que estamos viendo es la subordinación total a intereses extranjeros”, sostuvo.
El mandatario provincial convocó a la militancia a “prepararse para 2027 con unidad, conciencia y responsabilidad”, con el objetivo de “devolver al peronismo a la Casa Rosada y ofrecer una alternativa a esta derecha y ultraderecha insensible y cruel”.
La jornada incluyó una masiva caravana denominada Leales de Corazón, que reunió a militantes y dirigentes de distintos distritos, entre ellos la intendenta de Quilmes. El encuentro sirvió para reafirmar el discurso de soberanía nacional, memoria histórica y rechazo a la injerencia externa, en una fecha que volvió a marcar el pulso político del movimiento justicialista.