En el marco del Mes de la Salud Mental, cientos de personas marcharon este viernes 31 por las calles del centro de Córdoba para reclamar una atención integral y comunitaria. Con pancartas y cánticos, la 12ª Marcha por el Derecho a la Salud Mental llevó como consigna central «No somos desechos, tenemos derechos», una frase que pone en primer plano una percepción real: la de sentirse tratadas como personas prescindibles.
“Hablar de salud mental es hablar de derechos. No se trata solo de medicar, sino de garantizar trabajo, vivienda y acceso a la educación. Sin eso, no hay salud posible”, expresó una de las voceras del colectivo organizador mientras avanzaban por la Avenida Vélez Sarsfield.
Organizaciones de derechos humanos, colectivos de usuarios y trabajadores de la salud mental, junto con gremios y estudiantes universitarios, participaron de una manifestación pacífica y artística. En medio de la profunda crisis que atraviesa el sector, la jornada estuvo marcada también por gestos de esperanza y resistencia, con abrazos, cantos y bailes que reflejaron la fuerza colectiva del reclamo.
«Para vos, ¿qué es lo desechable en salud mental?»: Una de las expresiones artísticas realizadas fue la caja para tirar desechos, una acción que permitía dejar un papel aquello que deseaban desechar. Por su parte, un paraguas mostraba frases resilientes que los asistentes también podían incorporar: «amor», «alegría», «colectividad», entre otras.
Otra de las expresiones artísticas que se destacó fue el rap de Gonzalo, una performance que incluyó baile y logró captar la atención incluso de los policías presentes, quienes se sumaron a los aplausos. “Tu corazón vale oro”, “lo importante es el presente, tu presente y tu presencia” y “siempre soñarás cada momento donde vas a llegar” fueron algunos de los versos que interpretó el artista.
Durante la marcha también se recordó la importancia de fortalecer los espacios de acompañamiento territorial, los centros de día y las redes comunitarias que promuevan la inclusión social de las personas con padecimientos mentales, frente a un contexto económico que agrava la exclusión y la desigualdad.
Melisa Herranz, trabajadora de la Facultad de Educación en Salud de la UPC y la UNC en diálogo con Hoy Día Córdoba señaló que las políticas regresivas han provocado un aumento de los espacios de encierro —como hospitales psiquiátricos, instituciones penales o centros de internación—, debido a que «las políticas sociales y comunitarias que antes funcionaban como contención fueron eliminadas o debilitadas». Es decir, al desmantelarse los dispositivos de apoyo en el territorio, las personas que antes contaban con acompañamiento y atención en su entorno ahora quedan aisladas o institucionalizadas.
Esta situación también se refleja en el sector de la discapacidad, en aspectos concretos y cotidianos como la pérdida del acceso al transporte, lo que reduce la posibilidad de participar en actividades, sostener vínculos y mantener intercambios en otros espacios sociales y comunitarios.
La jornada culminó frente al Patio Olmos. Allí, los manifestantes denunciaron la falta de recursos en los dispositivos comunitarios, la precarización laboral en el sector y el incumplimiento de la Ley Nacional de Salud Mental.
A su vez, familiares de Ezequiel Castro, joven de 21 años que falleció en el Hospital Misericordia de la ciudad de Córdoba luego de ser detenido y torturado; y Dolores Sepúlveda Broky, de 45 años, murió mientras estaba internada en el Neuropsiquiátrico de barrio Juniors, se expresaron para reclamar por justicia y esclarecimiento de los casos.
Guillermo, padre de Ezequiel sentenció: «Nadie es un desecho. Somos seres humanos que exigimos existir en este mundo y hacer valer lo que somos». Los famliares presentes también levantaron bandera por aquellas familias de víctimas de asesinato y tortura que no pudieron asistir a la marcha en esta edición aunque mantienen una lucha activa desde hace años.
Con intervenciones artísticas, tambores y carteles que reclamaban “basta de encierros y abandono”, la movilización reafirmó la necesidad de un enfoque integral: una salud mental entendida como un derecho humano y no como un privilegio dependiente de la medicación o del poder adquisitivo.
No somos desechos: el abandono que atraviesa la salud mental en Córdoba
