Los inicios y la historia del día del trabajador de la Industria del Vestido

Cada 14 de octubre se celebra el Día del Trabajador de la Industria del Vestido, conmemorando la creación de la FONIVA en 1941. A más de ocho décadas, la jornada invita no solo a recordar la lucha sindical que dio origen al gremio, sino también a reflexionar sobre la realidad global de millones de trabajadores textiles que aún enfrentan explotación y precariedad.

Los inicios y la historia del día del trabajador de la Industria del Vestido

Trabajadoras del vestido, símbolo de lucha y dignidad: cada 14 de octubre se homenajea a quienes con su oficio y esfuerzo sostienen una de las industrias más emblemáticas del país.

El 14 de octubre de 1941 marcó un punto de inflexión para los trabajadores del sector textil argentino. Ese día nació la Federación Obrera Nacional de la Industria del Vestido y Afines (FONIVA), en medio de una Argentina convulsionada por tensiones políticas, divisiones sindicales y una crisis social que afectaba a todos los sectores.

En aquellos años, los obreros del vestido, en su mayoría sastres, costureras y trabajadores a domicilio, comenzaron a organizarse para reclamar mejores condiciones laborales. La fragmentación del sindicalismo llevó a la creación del Sindicato de Obreros Sastres (S.O.S.), liderado por Ramón Méndez, que instaló su primera sede en una pequeña sala ubicada en el primer piso de la calle Maipú 273 de la Ciudad de Buenos Aires. Ese modesto espacio, conocido como “el salón de la calle Maipú”, se convirtió en el punto de partida de la organización sindical, que más tarde daría origen al actual Sindicato Obrero de la Industria del Vestido y Afines (S.O.I.V.A.).

Con la llegada de Perón al poder

Con el golpe militar del 4 de junio de 1943 y la posterior irrupción de Juan Domingo Perón y Eva Perón en la escena política, el sindicalismo obtuvo un lugar central como actor social y político. El gremio del vestido acompañó ese proceso y, con el crecimiento de la actividad industrial, amplió su estructura para transformarse en la Sindicato de Obreros Sastres, Costureras y Afines (S.O.S.C.A.). Así se fortaleció una organización que, con esfuerzo colectivo y apoyo de sus afiliados, logró representar a un sector clave de la industria nacional.

En 1949, fruto del mismo esfuerzo colectivo de sus afiliados, la organización alcanzó un nuevo hito: la inauguración de su sede propia en Tucumán 737/39, conocida como “La casa de los obreros del vestido”.

Una mirada global: el precio oculto de la moda rápida

Ocho décadas después, la conmemoración del Día del Trabajador del Vestido trasciende las fronteras nacionales. En el mundo, más de 60 millones de personas trabajan en la industria textil, pero menos del 2% percibe un salario digno. La mayoría son mujeres jóvenes, muchas de ellas madres solteras, que enfrentan jornadas extenuantes, sueldos mínimos y acoso laboral o sexual.

El caso más emblemático de esta explotación fue el derrumbe del edificio Rana Plaza en Bangladesh, en 2013, donde murieron 1.134 trabajadores. La tragedia expuso las condiciones inhumanas de las fábricas que abastecen a las principales marcas internacionales de moda rápida, un modelo basado en la velocidad y la maximización de ganancias a costa del bienestar de quienes confeccionan las prendas.

Durante la pandemia de COVID-19, el problema se agravó. Las marcas cancelaron 40 mil millones de dólares en pedidos ya completados, dejando a millones de obreros sin empleo ni salario. Un estudio de la Universidad de Sheffield reveló que los ingresos de los trabajadores textiles cayeron un 11%, sumiendo a muchas familias en la pobreza extrema.

En países como Bangladesh, India, Vietnam o Indonesia, el bajo costo de la producción se sostiene sobre un sistema de coerción, abuso y desprotección legal. En 2023, la represión a las protestas por mejores salarios en Bangladesh dejó cuatro muertos y más de cien detenidos, pese a un aumento que apenas elevó el sueldo mínimo a 113 dólares mensuales, muy por debajo del nivel de subsistencia estimado en 302 dólares.

Entre la memoria y el compromiso

El Día del Trabajador de la Industria del Vestido no solo recuerda los inicios del sindicalismo textil argentino, sino que invita a reflexionar sobre el futuro del trabajo en un sector que, a nivel global, sigue siendo uno de los más desiguales.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) impulsa normas para garantizar condiciones dignas, pero su cumplimiento depende tanto de los gobiernos como de las propias empresas. Sin embargo, apenas el 1% de las marcas de moda, publica información sobre los salarios reales de sus empleados.

Frente a esta realidad, el consumo responsable se convierte en una herramienta de cambio. Apoyar marcas transparentes, promover la moda ética y sostenible, y exigir rendición de cuentas, son pasos clave para que los derechos laborales no queden solo en los discursos conmemorativos.

Porque cada prenda que usamos cuenta una historia, y muchas de ellas aún se tejen con hilos de injusticia. Hoy, más que una celebración, el 14 de octubre se convierte en un llamado a defender derechos, mejorar condiciones laborales y proteger una industria que, además de generar empleo, forma parte de la identidad productiva y cultural de la Argentina.

Prendas para quienes quieren viajar por el tiempo

Salir de la versión móvil