Los gatos son animales muy peculiares y por mucho que convivamos con ellos hay algunos comportamientos que son un misterio y nos sorprenden todos los días. En esta nota te develamos algunos de ellos para que te enamores cada vez más de tu amigo felino.
¿Por qué duermen tanto?
Algo que nos sorprende cuando un gato llega a nuestras vidas es lo mucho que duerme, sobre todo cuando es cachorro. Pueden pasarse hasta 20 horas al día descansando y lo hace durante el día ya que es un animal de hábitos nocturnos.
Tiene una mayor actividad por la noche por una razón muy sencilla: es su instinto natural. Aunque si lo deseamos podemos ir poco a poco regulando sus horarios, estimulándole durante el día con juegos y ejercicio para que se habitúe a nuestros propios horarios.
¿Por qué no se reconocen en el espejo?
A diferencia de lo que se piensa es el olfato el sentido más desarrollado de los gatos, de forma que reconocen a otros animales y humanos por su olor. Así son capaces de saber si son conocidos o no, y pueden reaccionar ante ellos.
Lo que ocurre cuando nuestro gato se ve reflejado en el espejo es que no es capaz de captar el olor del gato que está justo delante de él, de forma que lo más habitual es que se asuste. No tiene forma de saber que a quien está viendo es a sí mismo.
¿Por qué muerden?
A los gatos les encanta que les acariciemos, pero hasta cierto punto. Debemos prestar mucha atención a su lenguaje corporal porque así sabremos cuándo ha llegado el momento de parar.
Nos lo dirá por el movimiento de golpes secos con su rabo o con la posición baja de sus orejas. Si no lo hacemos, nuestro gato nos morderá, por mucho cariño que nos tenga.
¿Por qué tienen la boca abierta?
Más de una vez hemos observado a nuestro gato con la boca abierta, con expresión de sorprendido, después de olisquear algo. Lo que pasa es que está utilizando un órgano ubicado en el paladar y conectado con su sistema olfativo, que recibe el nombre de vomeronasal.
Lo que hace el animal es aspirar el aire por la boca y dirigirlo hacia el órgano vomeronasal, donde identifica las feremonas.