La resistencia de múltiples bacterias a los antibióticos está aumentando en las mascotas, así como ocurre en pacientes humanos, según el primer estudio retrospectivo que evaluó la situación en zonas urbanas en Argentina.
Así lo reveló el análisis de muestras de más de 18.000 mil mascotas entre 2011 y 2017 en la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires, según informó la Agencia CyTA de la Fundación del Instituto Leloir.
“Nuestro trabajo permitió observar que la resistencia a antimicrobianos en nuestras mascotas está en aumento y eso torna cada vez más difícil implementar un tratamiento con éxito contra las infecciones”, indicó José Di Conza, investigador del Conicet en el Instituto de Investigaciones en Bacteriología y Virología Molecular (IBaViM), con sede en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
Di Conza también destacó que, a diferencia de lo que ocurre en la medicina humana, en veterinaria las opciones terapéuticas son más escasas.
“No hay tanta disponibilidad de drogas y formulaciones como en medicina humana. Y por supuesto, el riesgo de la presencia de microorganismos zoonóticos que pueden transmitirse a las personas que cohabitan en el hogar”, agregó.
Los investigadores del IBaViM y de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FVET) de la UBA estudiaron más de 18.000 animales (perros y gatos) de la Ciudad de Buenos Aires y de la Provincia de Buenos Aires entre 2011 y 2017.
De ellos se recuperaron y analizaron unos 24.000 aislamientos bacterianos provenientes de muestras clínicas: orina, hisopados de oído y de piel, secreciones óculo-nasales (principalmente de gatos) y secreciones vaginales (principalmente de perras), agrega el informe.
En caninos, las especies de bacterias más comunes detectadas fueron Staphylococcus pseudintermedius (22%), Escherichia coli (18%) y Pseudomonas aeruginosa (15%).
En los felinos, las especies más frecuentes identificadas fueron Escherichia coli (23%), Staphylococcus pseudintermedius (14%) y Enterococcus spp. (14%).
Los investigadores comprobaron tendencias crecientes de resistencia en enterobacterias como así también en Staphylococcus y Pseudomonas al antibiótico ciprofloxacina (del grupo de fluoroquinolonas).
“Algunas de estas bacterias presentan potencial zoonótico, es decir, capacidad de generar infecciones también en las personas”, alertó Di Conza.
Además, los autores del estudio observaron un aumento de los niveles de resistencia a cefalosporinas de tercera generación (cefotaxima y ceftazidima) en enterobacterias.
“Estos niveles de resistencias elevados preocupan ya que las fluoroquinolonas y las cefalosporinas son antibióticos de uso relevante tanto en mascotas como en humanos”, puntualizó el investigador.
Los científicos también vieron que las enterobacterias mostraron una gran proporción de multirresistencia, es decir, resistencia a tres o más antibióticos de diferentes familias como las cefalosporinas, las fluoroquinolonas y los aminoglucósidos.
Los datos, publicados en “Zoonosis and Public Health”, podrían considerarse como un punto de referencia para la vigilancia prospectiva de la resistencia a los antibióticos en los animales de compañía en Argentina, afirman los autores de la investigación, según la agencia CyTA-Leloir.
“Es importante concientizar a la población para hacer un uso responsable de los antibióticos tanto en medicina humana como veterinaria para evitar el aumento acelerado de la resistencia”, enfatizó Di Conza.
Así, recomienda no automedicar a la mascota, concurrir al veterinario, mantener al día los planes sanitarios (vacunas, desparasitaciones), una buena nutrición e higiene (animal y ambiental) son todas acciones que ayudan a controlar el aumento de la resistencia, indicó el investigador.
“Frente a algún signo de enfermedad en su mascota, recurrir al veterinario y seguir las recomendaciones dadas, respetando dosis, intervalos y duración del tratamiento”, aconsejó.
También participaron del estudio la primera autora María Valeria Rumi, de la FVET de la UBA y del IBaViM; Ezequiel Nuske, del IBaViM; Javier Mas de la FVET de la UBA y del Laboratorio de Análisis Clínico Diagnotest; Andrea Argüello, del Laboratorio de Análisis Clínico Diagnotest; y Gabriel Gutkind, del CONICET y del IBaViM.