Sabemos que la curiosidad de los perros y gatos por el mundo más allá de la casa en la que viven a veces puede jugarles en contra y ante cualquier distracción de los dueños cuando abren la puerta ellos pueden aprovechar a salir.
A pesar de que muchas personas le coloquen una chapita con datos para identificar a la mascota si se pierde, muchas veces no se recibe ningún llamado.
El microchip es una nueva opción y funciona como el elemento más eficiente a la hora de encontrar a la mascota extraviada. Esta pequeña capsula de cristal, del tamaño de un grano de arroz, se coloca a nivel subcutáneo y es indoloro.
Suele aplicarse en la zona izquierda del cuello a través de una inyección. Es importante que el procedimiento sea realizado por un profesional veterinario.
En el interior del pequeño dispositivo hay un código de barras asociado a los datos de los dueños del animal.
En Argentina, este método no tiene mucha difusión ni se consigue fácilmente en clínicas veterinarias, sin embargo, puede adquirirse por Internet con variedad de precios, que van desde los $2.000 a $6.000 aproximadamente y están validados por el Senasa.