Acusaciones cruzadas entre Moscú y Kiev por el incendio en la central nuclear más grande de Europa

El fuego desatado anoche en la central nuclear de Zaporiyia gatilló un temor mundial y una feroz guerra informativa

Acusaciones cruzadas entre Moscú y Kiev por el incendio en la central nuclear más grande de Europa

An image grab from footage obtained from a livestream from the Zaporizhzhia Nuclear Authority on March 4, 2022 shows multiple blasts at key a Ukrainian nuclear plant in Zaporizhzhia from Russian shelling. (Photo by ZAPORIZHZHIA NUCLEAR AUTHORITY / AFP) / RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT "AFP PHOTO / ZAPORIZHZHIA NUCLEAR AUTHORITY" - NO MARKETING - NO ADVERTISING CAMPAIGNS - DISTRIBUTED AS A SERVICE TO CLIENTS

El incendio finalmente controlado y sin víctimas fatales de la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, en el marco de la invasión rusa en territorio ucraniano, tuvo en vilo a Europa durante varias horas y desencadenó una ola de acusaciones cruzadas entre Rusia, Ucrania y la OTAN, en medio del temor por una nueva catástrofe atómica.

El incidente disparó las alarmas y llevó al Gobierno ucraniano a advertir que si la central, ubicada en el sureste de Ucrania, estallaba se produciría un impacto «diez veces más grande que el de Chernobil» de 1986, hasta ahora el mayor accidente atómico de la historia, y significaría «el fin» de la vida en el Viejo Continente.

El incendio fue reportado en las primeras horas del día (todavía anoche en la Argentina) y solo después de las 6 (la 1 hora argentina) se informó que había sido extinguido.

El argentino Rafael Mariano Grossi, director general del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), dependiente de la ONU, bajó el tono de la alarma al asegurar hoy que tras el bombardeo no hubo fuga de radiación y ningún reactor se vio comprometido.

«Un proyectil golpeó un edificio dentro de la planta nuclear. Este edificio no forma parte de los reactores», explicó Grossi en rueda de prensa.

La tranquilidad que supuso el hecho de que el incidente no se transformaría en algo mayor no evitó, sin embargo, que de inmediato se desatara una catarata de acusaciones cruzadas y una colosal guerra informativa en relación a las responsabilidades ante el hecho que sembró zozobra en todo el mundo.

Ucrania de inmediato culpó a Rusia por el incendio.

«Tropas de la Federación Rusa están disparando contra la planta de energía nuclear de Zaporiyia y existe una amenaza real de peligro nuclear en la planta de energía atómica más grande de Europa», afirmó el vocero del establecimiento, Andrei Tuz, en el primer video publicado en la red de mensajería rusa Telegram.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, acusó a Moscú de recurrir al «terror nuclear» y de querer «repetir» la catástrofe de Chernobil.

«Alertamos a todo el mundo sobre el hecho de que ningún otro país excepto Rusia ha disparado jamás contra centrales nucleares. Es la primera vez en nuestra historia, la primera vez en la historia de la humanidad. Este Estado terrorista recurre ahora al terror nuclear», dijo en un video publicado por la presidencia ucraniana.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, condenó la «irresponsabilidad» de Rusia a raíz de su ataque.

«Hemos visto informes sobre el ataque contra esa planta nuclear. Esto demuestra la irresponsabilidad» de este conflicto, dijo Stoltenberg antes de una reunión urgente de cancilleres de la OTAN en Bruselas, en la primera reacción de la alianza transatlántica a este ataque.

El Ministerio de Defensa ruso respondió que fueron los saboteadores nacionalistas ucranianos quienes perpetraron el ataque, que calificó como una «provocación monstruosa».

«Anoche, en el territorio adyacente a la central nuclear, el régimen nacionalista de Kiev intentó llevar a cabo una provocación monstruosa», dijo el portavoz del ministerio, Igor Konashenkov, agregando que una patrulla de la guardia nacional rusa fue atacada en la zona por un grupo de sabotaje ucraniano.

Pocas horas después, las autoridades rusas señalaron que la planta operaba «con normalidad».

«El personal de la central nuclear de Zaporiyia continúa trabajando con normalidad, mantiene las instalaciones de la planta y supervisa la situación radiactiva. El fondo radiactivo en la zona de la central es normal», dijo este mediodía el portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, Igor Konashenkov, informó la agencia de noticias rusa Sputnik.

Según el ministro de Defensa ruso, el objetivo de «la provocación del régimen de Kiev en la instalación nuclear era acusar a Rusia de crear una fuente de contaminación radiactiva».

«Todo esto atestigua un plan criminal del régimen de Kiev o la pérdida total de control de Zelenski sobre las acciones de los grupos de sabotaje ucranianos con la participación de mercenarios extranjeros», indicó.

La situación provocó conmoción en el mundo.

El presidente estadounidense, Joe Biden, se comunicó de inmediato con su homólogo ucraniano para abordar la gravedad del incidente.

El Gobierno británico pidió la convocatoria de una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, tras declarar el incidente «una amenaza para la seguridad y la estabilidad europeas» y para que «los responsables rindan cuentas», afirmó la canciller Liz Truss.

Tras el ataque ruso, el ministro británico de Defensa, Ben Wallace, acusó a Putin de «jugar con fuego (…) fuera de toda lógica o necesidad».

La central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Ucrania y Europa, se encuentra en la ciudad de Energodar, a orillas del embalse Kakhovka.

La central cuenta con seis reactores de agua presurizada del modelo VVER-1000 y tiene una capacidad total de 6.000 MW. Las primeras cuatro unidades generadoras se pusieron en marcha en el período de 1984 a 1987; la quinta, en 1989 y la sexta, en 1995.

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