Una estudio liderado por científicos del Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas confirmó la clásica teoría que explica la extinción de los dinosaurios. Hace 65 millones de años, una enorme roca de diez kilómetros chocó contra la Tierra y provocó la desaparición de estos reptiles al igual que otras especies de animales y plantas. El trabajo se basó en el análisis de las muestras de rocas extraídas de la “zona cero” del impacto, el cráter Chicxulub, de la península de Yucatán México.
Otro dato, es que el proyecto en el que han participado investigadores del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), reconstruyó los procesos geológicos, químicos y biológicos que generó la colisión del asteroide, con una potencia equivalente a diez mil millones de bombas atómicas como la de Hiroshima. Como consecuencia, la explosión quemó gran parte de la vegetación, incluso, desencadenó un tsunami que arrasó sedimentos hasta el interior de Norteamérica (más de 2.000 kilómetros tierra adentro) pero lo peor se manifestó después.
El elemento en cuestión liberó tanto azufre a la atmósfera que bloqueó la luz solar y ocasionó un enfriamiento global que terminó con los dinosaurios y con el 75 por ciento de las formas de vida del planeta.
La observación detalló que la mayor parte del material que rellenó el cráter en las horas posteriores al estallido, se originó en el mismo lugar del incidente o fue arrastrado por el agua del océano hasta él. Tan solo en un día, se depositaron unos 130 metros de componente, una tasa de acumulación sorprendente jamás encontrada en el registro geológico. Ahí está escrita la historia del primer día de la vida en la Tierra tras la catástrofe. Es allí donde los geólogos ponen la división entre dos eras, la del mesozoico y el cenozoico actual. Y es partir de ese momento, según indican, que empezó la extinción de los dinosaurios y la emergencia de los mamíferos.
Por su parte, Jens Ormö, coautor del estudio, se focalizó en las muestras para determinar cómo había sido trasladado y asentado el elemento acumulado. “Los sedimentos revelan enormes energías de transporte que son mucho más grandes que cualquier otra inundación catastrófica conocida en el planeta», detalló.