TEL AVIV.- Israel se encamina a unas elecciones parlamentarias muy reñidas para mañana, en un contexto de creciente tensión con Palestina en la Franja de Gaza, asuzado por el primer ministro Benjamin Netanyahu como estrategia electoral. En el último día en que los medios podían publicar encuestas, tres sondeos diferentes indicaron el viernes que tanto el bloque de derecha como el de izquierda no contarían con los escaños suficientes para formar un Gobierno, por lo que el próximo Ejecutivo dependería de las negociaciones con partidos menores.
Los sondeos señalan que tanto el partido Likud, de Netanyahu, como el Azul y Blanco, liderado por el general retirado Benny Gantz, superarán por poco los 30 escaños en la Knesset, el Parlamento unicameral israelí, con una diferencia muy ajustada entre ambos. En ese contexto, el premier Netanyahu reunió ayer a su Gabinete en el Valle del Jordán, en la Cisjordania ocupada, y aprobó la regularización y extensión de una colonia judía de la zona. El martes pasado, el jefe del Ejecutivo prometió que, en caso de ganar las elecciones y formar Gobierno, aplicaría la soberanía israelí sobre el Valle del Jordán, fronterizo con Jordania, que constituye alrededor de un 30% del territorio cisjordano.
En esa región, residen unos 60.000 palestinos y 9.500 colonos judíos distribuidos en 37 colonias, según datos de la ONU. Al igual que el resto de Cisjordania y Jerusalén Este, la zona está ocupada por Israel desde la Guerra de los Seis Días de 1967 y es uno de los principales foco de conflicto de la región. Por eso, ya en plena campaña electoral por Netanyahu, el presidente norteamericano, Donald Trump, anunció ayer que habló con el premier israelí sobre la posibilidad de sellar un “Tratado para la Defensa Mutua” entre ambos países. “Espero poder continuar con estos debates después de las elecciones israelíes cuando nos reunamos en la ONU a fin de mes”, aseveró Trump. Por primera vez en su historia, Israel celebra mañana las segundas elecciones generales con meses de diferencia tras una jugada de Netanyahu, que forzó la disolución del Parlamento tras no lograr los apoyos en abril para encabezar un Ejecutivo en soledad.