BUENOS AIRES. – La elección de Alberto Fernández (Frente de Todos) como próximo presidente de la Argentina tuvo una repercusión inmediata en el mundo, particularmente en nuestra región, donde las reacciones fueron tan disímiles que hasta incluyeron un duro cruce de críticas, desafiando las reglas de la diplomacia.
El protagonista de esta polémica fue, nuevamente, el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, aliado reconocido de su par Mauricio Macri (Juntos por el Cambio). “La Argentina eligió mal”, consideró el brasileño desde los Emiratos Árabes, donde incluso aclaró que no pensaba saludar a Fernández. “No pienso felicitarlo. Pero no vamos a indisponernos, vamos a esperar el tiempo para ver su posición política real”, intentó matizar Bolsonaro, que sin embargo volvió a advertir que Argentina puede ser “apartada del Mercosur” en caso de que no respalde el acuerdo con la Unión Europea (UE). “No digo que nosotros saldremos del Mercosur pero podremos juntarnos a Paraguay -no sé lo que ocurrirá en Uruguay- y decidir si Argentina hiere alguna cláusula del acuerdo con la UE”, advirtió en un insólito tono amenazante.
Aun así, la reacción de Bolsonaro fue la excepción ya que otros mandatarios conservadores como el chileno Sebastián Piñera salieron a saludar amablemente al mandatario electo. “Felicito a Alberto Fernández por su gran triunfo y estoy seguro que trabajaremos con voluntad, fuerza y visión de futuro en favor del bienestar de nuestros pueblos y la integración sudamericana”, escribió bien temprano Piñera, mientras el propio Fernández le respondió por la misma red social que “Gracias (…). Así lo haremos. Nuestros pueblos merecen que trabajemos por la integración de nuestra América Latina y por un desarrollo que atienda a quienes más padecen este presente de desigualdad”.
Hasta la flamante titular del FMI, Kristalina Georgieva, lo saludó y consideró que “esperamos colaborar con su administración para enfrentar los desafíos económicos de Argentina y promover un crecimiento inclusivo y sostenible que beneficie a todos”. “Muchas gracias”, respondió Fernández, que aprovechó sus propias palabras para indicar que “los argentinos también esperamos salir lo antes posible de esta crisis para volver a crecer y que eso nos permita cumplir con nuestros compromisos, además de tener una economía sólida que nos beneficie a todos”.
El propio vicepresidente norteamericano, Mike Pompeo, consideró que “estamos listos para trabajar con Fernández como el nuevo Presidente de la Argentina para abordar los intereses que comparten nuestros países”. El boliviano Evo Morales, en tanto, fue de los primeros en enviar sus saludos el domingo por la noche, al considerar que “Argentina y Bolivia son países hermanos que comparten la lucha por la integración y la soberanía de la Patria Grande”. El mexicano Andrés Manuel López Obrador también expresó “mi beneplácito por la celebración de una ejemplar y pacífica jornada electoral, que refleja la madurez democrática del pueblo de Argentina”; mientras el venezolano Nicolás Maduro saludó “al heroico pueblo argentino” por haber “derrotado al neoliberalismo del FMI”.
La victoria de Fernández también fue celebrada por el ex mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el cubano Miguel Díaz Canel y el salvadoreño Nayib Bukele, entre otros.
La visión de los medios extranjeros
BUENOS AIRES. – Los principales medios del mundo dieron cuenta ayer del resultado de las elecciones argentinas, proceso que calificaron como un “cambio de paradigma” en nuestro país. En general, en efecto, los medios del mundo interpretaron que los argentinos rechazaron las políticas de austeridad impuestas por el gobierno de Cambiemos y volvieron a depositar su confianza en la vuelta del peronismo. El diario español El País señaló por ejemplo que el presidente Mauricio Macri reconoció su “amplia derrota”, aunque marcó que no fue “tan severa” como pronosticaban los sondeos. The New York Times describió la derrota de Macri como un “rechazo a la austeridad”, mientras que el inglés The Guardian consideró que la victoria del Frente de Todos se debió a la “gran popularidad” de la candidata a vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.