GUAYAQUIL.- Ecuador se ha convertido en el escenario más terrible de América Latina por la pandemia del coronavirus, donde el presidente Lenín Moreno tuvo que salir a reconocer ayer que hay al menos 120 fallecidos de la enfermedad (22 en las últimas 24 horas) aunque los cuerpos acumulados en las calles de Guayaquil sugieren que las cifras son mucho más abultadas. Con 3.302 casos confirmados oficialmente, otros 3.200 bajo sospecha y al menos 100 internados en condición crítica, el propio Gobierno admitió que en los últimos tres días retiró 150 cuerpos que yacían en viviendas de la capital del país, en medio del caos desatado en esa ciudad por la saturación del sistema de salud y los servicios funerarios generado por la pandemia.
Desde un lugar desconocido, acorralado por las críticas, Moreno advirtió ayer en cadena nacional que la crisis podría provocar entre 2.500 y 3.500 muertos en Guayas (la provincia que concentra el 70% de los contagios), a la vez que extendió hasta el 12 de abril las restricciones laborales y de circulación, que incluyen un toque de queda en la capital del país.
He dispuesto que por todos los mecanismos posibles se transparente la información, por más dolorosa que sea. Sabemos que los números de contagios y fallecidos de los registros oficiales se quedan cortos”, admitió Moreno, que hace días no se sabe dónde se encuentra físicamente, con nula legitimidad política después de la explosión de protestas opositoras masivas del año pasado. La alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, anunció a su vez que se instalarán tres contenedores para depositar los cuerpos de los muertos en el Hospital Monte Sinaí, mientras se gestionan las sepulturas.