Con el país sumido en la peor crisis sanitaria del mundo por su política negacionista de la pandemia, el presidente Jair Bolsonaro enfrenta el peor momento de su gestión, involucrado en nuevos escándalos de corrupción y coimas en la compra de vacunas contra el coronavirus, de consecuencias imprevisibles.
De hecho, toda la oposición unida -desde la izquierda hasta la derecha- junto a movimientos sociales, sindicatos y entidades profesionales presentaron ayer un superpedido” de juicio político contra Bolsonaro, en un expediente por 23 delitos contra la Constitución, la mayoría relacionados a su gestión de la epidemia del coronavirus.
Tengo paz y tranquilidad porque sé que, además del pueblo, tengo a las Fuerzas Armadas comprometidas con nuestra democracia y nuestra libertad. Tenemos una misión por delante y vamos a cumplirla de la mejor manera posible”, respondió el mandatario en un acto en Ponta Porá, estado do de Mato Grosso do Sul, con su típica amenaza velada de recurrir a un golpe en caso extremo.
Horas antes, sin embargo, Bolsonaro había tenido que renunciar al contrato de compra de 20.000.000 de dosis de la vacuna india Covaxin por el escándalo que desató el hecho de que se comprometió a pagar un sobreprecio de 1.000% de cada inmunizante.
Documentos obtenidos por el grupo que investiga su gestión de la pandemia en el Senado revelaron que el valor contratado por el gobierno brasileño, de 15 dólares por vacuna, está muy por encima del precio ofrecido por la empresa Bharat Biotech, de 1,37 dólares por dosis. Es más, el diputado Luiz Miranda aseguró que alertó el 20 de marzo al propio Bolsonaro de esta situación, quien no hizo nada ante las irregularidades.
Además, el martes, el diario Folha de Sao Paulo publicó una entrevista con el representante de una empresa que denunció un pedido de coimas de 400.000.000 de dólares (1 dólar por dosis) por parte de un funcionario del Ministerio de Salud brasileño para comprar vacunas de AstraZeneca: el escándalo causó ayer la renuncia del director de logística de la cartera, Roberto Ferreira Dias, involucrado en la denuncia.
Ayer, un conjunto amplísimo de partidos y organizaciones presentó un superpedido” de juicio político al mandatario que resume los 123 reclamos de impeachment desde que asumió el cargo, e incluye delitos como genocidio sanitario, homofobia, racismo y estos dos últimos escándalos de corrupción. Queremos un país con decencia y que enfrente la pandemia”, resumió su ex aliado Joyce Hasselman, del Partido Social Liberal, el mismo por el cual Bolsonaro llegó al poder en 2018.
No van a lograr pegarnos. No será con mentiras o con esa comisión especial, integrada por siete delincuentes, que nos sacarán”, insistió ayer Bolsonaro, quien elogió su alianza con el Poder Legislativo. En efecto, en caso de que se acepte el pedido de impeachment, el Congreso requiere de dos tercios de los votos para sacar del poder a un presidente. Aun así, el poder de Bolsonaro nunca antes estuvo tan en riesgo.