El frágil diálogo iniciado por Rusia y Ucrania en medio de la guerra dio ayer sus primeros frutos cuando los representantes de ambos países anunciaron una tregua momentánea para crear corredores humanitarios con el fin de evacuar a los civiles que intentan escapar en masa del conflicto, así como facilitar también la entrega de alimentos y medicinas, tras la segunda ronda de conversaciones que se realizaron en la localidad bielorrusa de Brest.
“La segunda ronda de conversaciones ha terminado. Desafortu-nadamente, Ucrania aún no tiene los resultados que necesita”, dijo el asesor presidencial ucraniano, Mikhailo Podolyak. “Lo único que puedo decir es que discutimos en detalle los aspectos humanitarios porque muchas ciudades están actualmente rodeadas” por las fuerzas rusas, agregó el representante ucraniano, quien anunció que “las partes alcanzaron un entendimiento para garantizar juntos corredores humanitarios para evacuar a la población civil, así como para suministrar medicamentos y alimentos a los lugares de los combates más intensos”.
Sin embargo, no hubo acuerdo sobre las fechas. Según lo informado, Rusia y Ucrania crearán un canal de comunicación especial para discutir cuándo y cómo establecer los corredores. Asimismo, ambas partes acordaron volver a reunirse “pronto”, en la tercera ronda de conversaciones desde que estalló el conflicto hace ocho días, aunque sin fechas concretas. El jefe de la delegación rusa, Vladimir Medinsky indicó por su parte que las conversaciones se centraron en temas humanitarios, militares y en la “futura solución política del conflicto”, aunque ratificó que “el tema principal que se ha resuelto es el del rescate de civiles que están en la zona de enfrentamientos”.
Por lo pronto, el presidente ruso, Vladimir Putin, ratificó que la invasión de Ucrania avanza “según lo planeado”, en el octavo día de operaciones marcado por conquistas en el sur del país, mientras Occidente alertó que “lo peor está por venir” ante la continuidad de los bombardeos. “Quiero decir que la operación militar especial avanza conforme al calendario previsto, según lo planeado”, dijo Putin al abrir una reunión del Consejo ruso de Seguridad, donde aseguró que centenares de ciudadanos extranjeros intentan abandonar la zona de combates pero los “nacionalistas” ucranianos los mantienen como rehenes. Alabó también la “lucha contra los neonazis” ucranianos y los “mercenarios extranjeros” que utilizan a los civiles como “escudos humanos”, a la vez que enfatizó que “no abandonaré la convicción de que rusos y ucranianos son un solo pueblo”.
Los invasores buscan aislar al país del agua
Tras la conquista de Jerson, la primera ciudad relevante tomada por los rusos y de importancia estratégica en el Mar Negro, las fuerzas de Vladimir Putin se movían ayer para aislar a Ucrania del acceso al agua a través de sus puertos clave del sur. Los fuertes combates continuaron en las márgenes de otra estratégica localidad portuaria, Mariupol, sobre el mar de Azov, donde gran parte de la población seguía sin luz ni servicios telefónicos.
En las casas y comercios empezaban a escasear la comida y el agua, al punto que el alcalde Vadym Boichenko denunció que las tropas rusas querían bloquear la ciudad, impidiendo las evacuaciones y el abastecimiento.
“Destruyeron todos los puentes, destruyeron los trenes para impedir que salgan nuestras mujeres, niños, ancianos. Nos impiden abastecernos”, declaró Boichenko, quien aseguró que “estamos siendo destruidos como nación: es el genocidio del pueblo ucraniano”. Varias explosiones se oyeron también en Kiev, con la enorme columna de artillería que se dirige hacia la capital como ominosa amenaza.