El Senado de Estados Unidos aprobó este domingo, por 60 votos contra 40, un avance clave hacia la reapertura del gobierno federal, tras alcanzar un acuerdo entre el oficialismo y un grupo de demócratas moderados para financiar la administración hasta el 30 de enero.
La votación fue preliminar, la primera de una serie de maniobras legislativas que deberán completarse antes de la aprobación definitiva del presupuesto. El paquete contempla además la extensión temporal de los créditos fiscales de la Ley de Cuidado de Salud Asequible, cuyo vencimiento estaba previsto para el 1° de enero.
El entendimiento bipartidista, impulsado por las senadoras Jeanne Shaheen, Maggie Hassan y Angus King, permitirá reanudar el funcionamiento del Estado tras 40 días de parálisis, con centenares de miles de empleados suspendidos o trabajando sin paga desde el 1° de octubre.
“Parece que estamos cerca de terminar con el cierre”, declaró el presidente Donald Trump el domingo por la noche, al regresar a la Casa Blanca después de asistir a un partido de la NFL.
El acuerdo legislativo fue posible luego de que los demócratas aceptaran una extensión temporal del financiamiento federal, a cambio de una votación en diciembre sobre los subsidios de salud. El líder de la mayoría republicana, John Thune, se comprometió a realizarla “a más tardar en la segunda semana de diciembre”.
El texto también revierte los despidos masivos dispuestos por la administración Trump durante el cierre y garantiza el pago retroactivo de los salarios adeudados a los trabajadores federales.
Sin embargo, persisten divisiones internas dentro del bloque demócrata. “Para mí, sin atención médica, no es un acuerdo”, advirtió el senador Richard Blumenthal, de Connecticut, mientras que el líder de la bancada, Chuck Schumer, también votó en contra de avanzar con el paquete presupuestario.
La Cámara de Representantes deberá ahora debatir la versión final y enviarla a la Casa Blanca para su promulgación.
Mientras tanto, los efectos del cierre siguen golpeando la vida cotidiana: el domingo se cancelaron casi 3.000 vuelos y más de 10.000 sufrieron retrasos en todo el país, además de afectarse programas de asistencia alimentaria y servicios federales básicos.
El actual cierre de gobierno, de 40 días, se convirtió en el más prolongado en la historia de Estados Unidos y se distinguió de los anteriores por los despidos y recortes ordenados por el gobierno de Donald Trump, medidas que serán revertidas si prospera el acuerdo con los demócratas.
