La noche del sábado quedó marcada por el horror en el Reino Unido luego de un ataque con cuchillo dentro de un tren que se dirigía a Londres, dejando 10 personas heridas, dos de ellas en estado grave, y desatando el pánico entre los pasajeros, que inicialmente creyeron estar ante un atentado terrorista.
Las autoridades británicas confirmaron que dos sospechosos fueron detenidos y permanecen bajo custodia policial. Aunque se activó de forma preventiva el protocolo antiterrorista, la investigación preliminar sostiene que se trató de un episodio aislado, sin vínculo con el extremismo.
El ataque ocurrió a bordo de un tren operado por LNER, que viajaba desde Doncaster hacia la estación King’s Cross de Londres. El hecho tuvo lugar cerca de Huntingdon, a unos 120 kilómetros al norte de la capital, cuando el tren realizó una parada de emergencia alrededor de las 19.39.
Testigos describieron escenas de terror y confusión. Olly Foster, pasajero del tren, relató a la BBC que escuchó gritos desesperados y pensó que se trataba de una broma de Halloween, hasta que vio sangre en su mano tras apoyarse en una silla. “Corre, corre, hay un tipo literalmente apuñalando a todo el mundo”, recordaron los pasajeros que gritaban en medio del caos.
El superintendente de la Policía de Transporte Británica, John Loveless, informó que de las 10 personas heridas, nueve habían sido reportadas inicialmente en estado crítico, aunque cuatro ya fueron dadas de alta. Dos víctimas continúan en estado grave mientras reciben tratamiento de emergencia.
“La investigación avanza rápidamente”, destacó Loveless, asegurando que las autoridades trabajan para esclarecer las motivaciones del ataque.
Los sospechosos, ambos nacidos en el Reino Unido, fueron arrestados poco después del incidente: un hombre británico de 32 años y otro de 35 con ascendencia caribeña.
Aunque la policía activó inicialmente el protocolo “Plato” -utilizado ante posibles actos terroristas-, este fue desactivado tras descartarse un vínculo extremista.
El secretario de Defensa, John Healey, afirmó que la evaluación preliminar indica que fue un “incidente aislado”.
Por su parte, el primer ministro británico, Keir Starmer, expresó su consternación y apoyo a las víctimas, asegurando que sus pensamientos están con todos los afectados tras el “horrible incidente”.
La operadora ferroviaria LNER advirtió sobre una gran interrupción del servicio hasta el lunes debido a las investigaciones y medidas de seguridad en curso, lo que afectará a miles de desplazamientos.
Las autoridades mantienen abiertas todas las líneas de investigación para determinar el móvil del ataque, mientras el Reino Unido continúa conmocionado por un hecho que reaviva el temor a la violencia en el transporte público.
Finalmente, la policía instó a los testigos a aportar información y reforzó la seguridad en trenes y estaciones, buscando transmitir calma tras una noche que paralizó a Londres y al país entero.
