El gobierno de Bolivia negó ayer las acusaciones de haber llevado a cabo un ataque contra el ex presidente Evo Morales, cuyos autos fueron baleados el pasado domingo, y sostuvo que la caravana del ex líder había disparado contra una fuerza especial de la policía antidrogas que estaba realizando un patrullaje.
Tras ese episodio, ayer se registraron tomas en un aeropuerto y cortes de rutas por parte de miembros del MAS a medida que crece la crisis política. El gobierno boliviano acusó a Morales de haber armado un “teatro” y señaló que el incidente de los disparos se produjo cuando el ex presidente intentó evadir un control antidroga de la policía en la región cocalera del Chapare.
“Señor Morales, nadie le cree el teatro que ha realizado, pero usted va a tener que responder a la justicia boliviana por el delito de asesinato en grado de tentativa” contra un uniformado, dijo el ministro de Gobierno (Interior), Eduardo Del Castillo, en conferencia de prensa.
El tiroteo del domingo contra el automóvil en el que viajaba Morales intensificó el conflicto entre el ex presidente boliviano y su antiguo aliado político, Luis Arce, que ahora es presidente. Aunque aún no hay una versión oficial sobre lo ocurrido y Arce aseguró que se llevará a cabo una “investigación minuciosa”, la hipótesis que más indicios parece reunir es la que sugiere que se trató de un operativo de captura fallido que derivó en un enfrentamiento armado.
Morales es buscado por la fiscalía en una investigación por “estupro agravado con tráfico de personas” debido a la supuesta paternidad de una menor en 2016, algo que, según la acusación, encubrió con cargos y favores para la familia de la joven. Morales niega estas acusaciones.