Francia vivió ayer una nueva jornada de protestas contra la reforma jubilatoria, a dos días de un último intento por derogarla y casi tres meses después de que el presidente, Emmanuel Macron, la aprobara mediante un decreto.
“Se acaba el partido, nos guste o no, con esta incógnita de qué pasará el jueves en la Asamblea (cámara baja)”, dijo el líder del sindicato CFDT, Laurent Berger.
Según la Policía, unos 281.000 manifestantes participaron en Francia de las movilizaciones de ayer, aunque el sindicato CGT sostuvo que fueron “más de 900.000”.
La participación actual de las movilizaciones está lejos de los 1.280.000 del 7 de marzo (3.500.000 para la CGT).