El 7 de octubre de 2023 quedó grabado como uno de los días más trágicos en la historia reciente de Medio Oriente. Ese sábado, el grupo islamista Hamas lanzó una ofensiva sorpresa contra Israel desde la Franja de Gaza, provocando la muerte de más de un millar de civiles israelíes y el secuestro de decenas de personas. Fue el ataque más sangriento sufrido por el país desde su fundación en 1948.
La respuesta israelí fue inmediata y contundente: una serie de bombardeos masivos sobre Gaza, el despliegue de tropas terrestres y el endurecimiento del bloqueo sobre el enclave palestino. Desde entonces, miles de palestinos han muerto y gran parte de la infraestructura civil ha quedado destruida, en medio de una crisis humanitaria que sigue sin solución.
Un conflicto con raíces profundas
Para entender el significado histórico del 7 de octubre, es necesario remontarse al conflicto entre Israel y Palestina, una disputa que se origina en las consecuencias del Mandato Británico de Palestina y la posterior creación del Estado de Israel en 1948.
La proclamación del nuevo Estado fue seguida por una guerra con los países árabes vecinos y por la Nakba (“catástrofe” en árabe), que implicó el desplazamiento forzoso de más de 700.000 palestinos. Desde entonces, las tensiones por la tierra, el reconocimiento del Estado palestino y el control de Jerusalén han marcado la historia de la región.
Con los años, distintos acuerdos intentaron acercar a las partes: los Acuerdos de Oslo de 1993 y 1995 establecieron un marco de negociación y dieron origen a la Autoridad Nacional Palestina, pero los avances se estancaron por la falta de consenso, la expansión de asentamientos israelíes en territorios ocupados y la fragmentación política interna palestina.
Hamas y la fractura palestina
Hamas, fundado en 1987 durante la Primera Intifada, se consolidó como un movimiento islamista con una agenda político-militar que rechaza el reconocimiento del Estado de Israel. Desde 2007, gobierna de facto la Franja de Gaza, mientras que en Cisjordania la Autoridad Palestina, de tendencia laica y moderada, mantiene el control político.
Esa división ha debilitado la representación palestina y obstaculizado la posibilidad de alcanzar una negociación conjunta.
Un conflicto que continúa
Un año después del ataque de Hamas, la región continúa envuelta en un espiral de violencia. Israel sostiene su ofensiva con el argumento de erradicar a la organización armada, mientras crecen las denuncias internacionales por el impacto humanitario sobre la población civil en Gaza.
La ONU y diversas organizaciones humanitarias advierten sobre la destrucción de hospitales, escuelas y viviendas, así como la falta de alimentos, agua y medicinas en el enclave palestino.
En tanto, la comunidad internacional sigue dividida: algunos países respaldan el derecho de Israel a defenderse del terrorismo, mientras otros reclaman un alto el fuego inmediato y la reanudación del diálogo político.
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El peso histórico del 7 de octubre
El aniversario del ataque de Hamas no sólo recuerda el inicio de una nueva escalada bélica, sino que también reabre la reflexión sobre un conflicto que ha atravesado generaciones y fronteras.
A más de 75 años de la creación de Israel, la cuestión palestina continúa sin una solución definitiva y la idea de dos Estados, uno israelí y otro palestino, coexistiendo en paz, parece más distante que nunca.
Mientras tanto, la fecha del 7 de octubre se convierte en un símbolo de las heridas abiertas en Medio Oriente: un recordatorio de que sin justicia, diálogo y reconocimiento mutuo, la paz seguirá siendo una promesa incumplida.
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