Estados Unidos anunció ayer que ampliará el muro en la frontera sur para frenar la entrada de migrantes, en una decisión calificada de “retroceso” por el mandatario mexicano, Andrés López Obrador, y que coincide con una visita de tres ministros estadounidenses a México para hablar de migración y tráfico de fentanilo.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que no puede “impedir” que se usen fondos para ampliar la construcción del muro en la frontera con México, porque estaban destinados a ese fin durante el mandato de su antecesor republicano, Donald Trump. “El dinero fue asignado para el muro fronterizo, intenté (convencer a los republicanos del Congreso) que lo reasignaran, que redirigieran ese dinero, pero no lo hicieron”, declaró el mandatario demócrata, que advirtió que no es posible legalmente usar ese dinero con otra finalidad.
El secretario de Seguridad Interior estadounidense, Alejandro Mayorkas, uno de los que visitaron México, se pronunció a favor de la medida por la necesidad de “detener” la inmigración ilegal en la frontera. “Hay actualmente una aguda e inmediata necesidad de construir barreras físicas y caminos adicionales en las zonas cercanas a la frontera de Estados Unidos para prevenir entradas ilegales al país”, dijo el funcionario.
En tanto, el mandatario mexicano López Obrador tildó de “retroceso” la decisión de Estados Unidos de ampliar el muro fronterizo y manifestó que “eso no resuelve el problema” y que “hay que atender las causas (de la migración irregular)”.
Según la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), la barrera “no reduce la migración, como hemos visto en estos años, sino que produce caídas y lesiones, así como daños al ambiente y de otro tipo en las comunidades fronterizas”. Existe el “riesgo” de que durante la visita del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, se anuncien “medidas cortoplacistas y violatorias de derechos humanos”, que se sumarían a otras que coartaron el “derecho a solicitar asilo”, advirtió WOLA.
Un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) difundido en septiembre reveló que la frontera entre Estados Unidos y México fue la “ruta migratoria terrestre más peligrosa del mundo” en 2022, con 686 muertos o desaparecidos. Solo en agosto último, 233.000 personas cruzaron a Estados Unidos y muchas fueron deportadas, mientras México asegura que a su territorio llegan diariamente unos 6.000 migrantes provenientes de Venezuela, Cuba, Centroamérica y Haití, principalmente, aunque también africanos y asiáticos.