El Gobierno de Francia llamó ayer a “la calma” al tiempo que anunció un mayor despliegue policial en Nanterre, en las afueras de París, donde estallaron disturbios luego de que un joven de 17 años muriera baleado durante un control policial.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, dijo que se desplegarán 2.000 policías en la región del oeste suburbano de París y en otras grandes ciudades -800 más que anoche- con el fin de “mantener el orden”, mientras que el vocero del Gobierno, Olivier Verán, llamó “a la calma” para superar este momento de “emoción muy fuerte”.
En ese marco, el presidente Emmanuel Macron dijo desde Marsella que “nada, nada justifica la muerte de un joven”.
La noche estuvo marcada por disturbios en la región de París, sobre todo en Nanterre, al oeste de la capital, donde Nahel, un repartidor de 17 años, perdió la vida en la mañana del martes durante un control policial cuando conducía un vehículo amarillo.
Los residentes protestaron frente a la sede de la policía. Algunos grupos incendiaron barricadas y basureros, destrozaron una parada de colectivos y arrojaron petardos a la policía, que respondió con gases lacrimógenos y granadas de dispersión.