El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, cuestionó ayer “el frágil castillo de naipes” que los legisladores construyeron para acusarlo y llevarlo a juicio político, y reivindicó su “incuestionable” inocencia, mientras sus acusadores lo responsabilizaron por haber “inoculado la corrupción” en el sistema, en la primera jornada plenaria del proceso contra el mandatario.
Lasso consideró “infundado” el juicio, remarcó que “lo político jamás puede ser justificación para lo ilegal” y acusó a los legisladores de “haber abandonado su rol, y en vez de crear leyes las destruyen”.
Ayer, se cumplieron en la jornada los pasos formales antes de la votación para saber si Lasso debe dejar o no el cargo: la Asamblea Nacional (AN, parlamento) escuchó a los miembros interpelantes, después la defensa del presidente, luego las réplicas y más tarde el debate abierto con el que se cierra la primera parte.
El mandatario está acusado de no haber suspendido un polémico contrato entre la empresa estatal Flopec y el conglomerado Amazonas Tankers para el traslado de crudo ecuatoriano, que habría ocasionado un perjuicio para el Estado por 6,1 millones de dólares, según la Contraloría General del Estado.
“Los ecuatorianos nos exigen que solucionemos sus problemas cotidianos y pongamos fin a una irracional confrontación que agota la paciencia de la población, que incrementa el desasosiego y debilita nuestra democracia”, había escrito Lasso en su cuenta de Twitter poco antes del arranque del plenario.