Fuerzas israelíes bombardearon este martes la Franja de Gaza, pese al frágil alto el fuego vigente desde el 10 de octubre, en una jornada marcada también por la entrega del cuerpo de un rehén israelí por parte de Hamás.
Según el Ejército israelí, el ataque aéreo tuvo como objetivo a un miliciano que se aproximaba a tropas en la zona norte del enclave, después de que cruzara la llamada “Línea Amarilla”, una demarcación que limita el área donde las fuerzas de Israel permanecen desplegadas.
“Poco después de identificarlo, el terrorista fue eliminado para acabar con la amenaza”, señaló el Ejército en un comunicado, agregando que las tropas bajo el Comando Sur continúan operando “conforme al acuerdo de alto el fuego” y responderán ante cualquier amenaza inmediata.
Aunque la tregua ha reducido los enfrentamientos a gran escala, los ataques esporádicos se mantienen casi a diario, reflejando la fragilidad del cese de hostilidades alcanzado el mes pasado.
En paralelo, tropas israelíes recibieron el ataúd que contiene el aparente cuerpo de un rehén trasladado al Instituto Forense Abu Kabir, en Tel Aviv, para su identificación, informó el Times of Israel.
Si se confirma su identidad, aún quedarían los restos de siete rehenes israelíes en Gaza, según fuentes oficiales.
Horas antes, las Brigadas Al-Qassam, brazo armado de Hamás, anunciaron haber entregado al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) el cuerpo de un rehén hallado en el barrio de Shujaiya, en el este de Ciudad de Gaza, durante “operaciones de campo”.
La entrega, de acuerdo con una fuente de Hamás citada por la agencia Xinhua, se realizó en el marco del acuerdo de cese al fuego.
Desde la entrada en vigor del alto el fuego entre Israel y Hamás, el 10 de octubre, Hamás ha liberado a 20 rehenes israelíes vivos y ha entregado más de 20 cuerpos, mientras que Israel ha liberado a unos 250 presos palestinos que cumplían largas condenas y a 1.718 detenidos en Gaza desde octubre de 2023.
El acuerdo contempla, en su primera fase, la retirada parcial de las tropas israelíes, intercambios de rehenes y prisioneros, y un aumento sustancial de la ayuda humanitaria hacia el enclave.
Sin embargo, los incidentes armados persistentes y la lentitud en la implementación del pacto amenazan con reavivar la violencia en una región que aún no logra estabilizarse tras más de dos años de guerra.
