El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania confirmó ayer que Rusia tomó y redujo a cenizas la ciudad de Marinka, ubicada en la provincia de Donetsk, en disputa sangrienta desde mayo pasado. Según informó en una rueda de prensa el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Valeri Zaluzhni, las tropas ucranianas prepararon una línea defensiva a las afueras de la ciudad. Zaluzhni detalló que las fuerzas ucranianas defendieron la ciudad bajo las trincheras “calle por calle” y “manzana por manzana”, pero lamentó que “Marinka ya no existe, puesto que ha sido reducida a cenizas por Moscú”.
Sus palabras se producen después de que en la víspera el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, refiriera la toma de la ciudad, que contaba con numerosas construcciones de hormigón armado y túneles subterráneos levantados por el Ejército ucraniano.
Por otro lado, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, reveló que en octubre se completó el envío de armamento nuclear acordado con Rusia, en respuesta a una demanda de seguridad por parte de las autoridades bielorrusas.
Al ser consultado por la prensa en una cumbre de la Unión Económica Euroasiática (Uefa) en San Petersburgo, Lukashenko, aliado del Kremlin ante la invasión a Ucrania, respondió que el envío se completó “hace mucho tiempo, en septiembre u octubre”.
De inmediato se corrigió y precisó que “a principios de octubre” llegó a territorio bielorruso el último lote de estos equipos tácticos. “Todo está en su lugar y en buenas condiciones”, destacó el mandatario.
El pasado 25 de marzo, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció que Moscú y Minsk habían acordado el despliegue de armas nucleares tácticas rusas en Bielorrusia, en una decisión que desde su visión no viola compromisos internacionales.